Los habitantes de las zonas con riesgo sísmico son conscientes de que la tierra puede temblar en cualquier momento. Pero, ¿cuándo podrán los científicos alertar de un terremoto inminente de la misma forma que un meteorólogo predice una tormenta con horas e incluso días de antelación?
Los expertos son capaces de calcular con bastante precisión dónde se producirán las sacudidas a largo plazo pero no con la antelación necesaria para que la población y los servicios de emergencias se preparen. Y es que, a pesar de los avances en sismología, siguen siendo imprevisibles.
Actualmente no existe ningún método capaz de detectar dónde y cuándo se producirá debido al comportamiento no lineal y bastante caótico que tienen los movimientos sísmicos.
“Cuando se produce un terremoto, lo preceden otros muchos fenómenos pero se ha comprobado que no siempre se dan todos. En la actualidad, es imposible medir al mismo tiempo tantos parámetros sin la garantía de que se vaya a producir, de ahí la dificultad para detectarlos con antelación”, explica Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional de España. “Es posible pronosticar dónde serán más severos pero no predecirlos individualmente.
Japón se encuentra ubicado en la intersección de cuatro placas tectónicas que se mueven de tal forma que algunas se deslizan debajo de otras, esto ocasionó el viernes uno de los movimientos telúricos más fuertes registrados en los últimos 140 años, al alcanzar una intensidad de 8.9 grados en la escala de Richter.
Lo que sí podemos hacer es minimizar al máximo sus efectos desarrollando sistemas para la respuesta rápida”, afirma la investigadora del CSIC María José Jiménez, que en el año 2003 coordinó el primer mapa unificado de peligrosidad sísmica de Europa y el Mediterráneo.
El mapa facilita a arquitectos e ingenieros información sobre los lugares en los que hay que construir siguiendo unos parámetros determinados para que los edificios puedan resistir movimientos sísmicos.
Desde hace años, los científicos trabajan en el desarrollo de diversos mecanismos para ajustar la predicción aunque aún estamos lejos de predecir los terremotos individualmente. Obviamente, la alerta temprana no podría evitar la destrucción de la zona pero sí reduciría el número de víctimas.
Así, información facilitada por los satélites podría resultar útil en el futuro para predecir terremotos antes de que golpeen. Aunque ocurren de repente, la energía que los terremotos liberan se acumula durante meses y años en forma de tensiones en la corteza de la Tierra. La NASA trabaja en tecnologías basadas en satélites que indican la actividad sísmica aunque podrían pasar años hasta que desarrollaran un sistema eficaz.