Él dio oídos al consejo de un escarnecedor
Amnón era uno de los hijos de David, y se sintió atraído por su media hermana, Tamar. Sin embargo quedó angustiado por tener ese sentimiento y, por eso, tenía dificultades para curarse su deseo. (2 Samul 13: 1-2)
Aún con todo esa situación incómoda, sabiendo que aquél sentimiento no era saludable y correcto, Amnón resolvió pedir un consejo a un amigo llamado Jonadab, que le dió a él la idea de engañar al padre y a la hermana, para así acostarse con ella ( 2 Samuel 13:3-5). E infelizmente, fue lo que sucedió.
La diferencia
Si observamos, el gran problema de Amnón fue oir el consejo de una persona sin escrúpulos y dejarse llevar, al punto de colocar en práctica el pecado, con perfeción y perspicacia.
Tener pensamientos impuros, deseos carnales, son características del ser humano, pero de la manera en que se lidia con esos pecados es lo que hace la gran diferencia en la vida de cualquier persona.
Amnón buscó el consejo de alguien que, tal vez, él supiese que tendría un parecer a favor del pecado que él quería cometer. Era como si él buscase a alguien para dar un aval a lo que quería hacer.
Si Amnón hubiese huido del pecado, buscado a Dios, en vez de a un amigo sagaz, él no habría tenido una relación sexual con la propia hermana, marcando para siempre su vida.
A quién buscar
Si usted está luchando contra un pecado, un sentimiento, un deseo carnal, apeguese a Dios, busque de Él un alivio, una liberación, y nunca abra espacio para que el pecado se aloje en su vida.
Tenga a Amnón como un ejemplo de lo que no se debe hacer: buscar consejo de un escarnecedor.