Un socio comercial clave comprará menos en los próximos meses, aunque la reconstrucción abrirá nuevas oportunidades. Los más perjudicados serán Brasil, México, Chile y Perú. La parálisis económica en la que ingresó Japón perjudicará el intercambio comercial con sus socios latinoamericanos. Tokio comprará menos productos agropecuarios y minerales. Y las empresas niponas venderán menos autos, autopartes y artículos electrónicos a la región.
El golpe del sismo le dolerá más a los exportadores latinoamericanos. “No es posible substituir al comprador y sí al proveedor con productos de China”, afirmó José Castro, vicepresidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil. En 2010, el intercambio Brasil – Japón fue récord: US$ 14.100 millones, un 46,5% más que el año anterior, según datos de la consultora Abeceb.com. Y por primera vez en mucho tiempo, el balance favoreció al país latinoamericano en US$ 159 millones, tras US$ 7.100 millones de exportaciones (pollo congelado y mineral de hierro principalmente) y US$ 6.900 millones de importaciones (autos, autopartes y televisores).
Japón es el sexto comprador de productos brasileños, con un 3,54% del total de las ventas al exterior. “En un primer momento, Brasil va a sentir el impacto negativo por la caída de precios”, agregó Castro.México también sentirá la réplica económica. Y tal vez sea el más afectado. El daño es directo a la industria automotriz, la principal del país por volumen exportador y por mano de obra que emplea.
Japón es el cuarto socio comercial de México. El país centroamericano exportó por US$ 3.500 millones en 2010 (carne, plata, mango, jugo de naranja, aguacate, melón y espárragos). Pero el rol clave es el importador. Las empresas niponas colocaron productos y servicios por US$ 11.500 millones a México en 2010. Se transformaron en el tercer abastecedor más importante. La producción de vehículos de México podría resentirse por la disminución del suministro de autopartes. Importa un 8% de los componentes de sus vehículos de proveedores japoneses, con un valor estimado anual de 2.500 millones de dólares.
“Aparentemente se trata de una cantidad pequeña, pero aquí lo importante no es el valor que representan esas importaciones, sino el impacto que generan, porque a veces, por una parte pequeña no se puede fabricar el vehículo”, señaló Agustín Ríos, presidente de la Industria Nacional de Autopartes.Ríos explicó que los efectos sobre la industria automotriz mexicana aún no se pueden cuantificar con exactitud, pero subrayó que serán más graves de continuar el cierre temporal de las plantas de Honda, Toyota, Isuzu y Nissan.
Por otro lado, la venta de unos 80 mil vehículos japoneses que son comercializados cada año en México también podría verse afectada, señaló Guillermo Prieto, presidente de la Asociación Mexicana de Automotores. “Sí va haber cierta escasez en algunos productos de manera particular y habrá que ver cuáles son los que ya están dejando de venir: fundamentalmente son de los modelos con mayores precios” dijo.Prieto admitió que los cierres de las plantas en Japón van a producir desabastecimiento, aunque consideró que aún es muy pronto para evaluar su impacto en el conjunto de la industria. México tuvo en 2010 una producción de 2,26 millones de automóviles, la mayor de su historia, y sus exportaciones crecieron 52%, llegando a 1,86 millones de unidades gracias a la reactivación del mercado de Estados Unidos, según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz.
Perú es otro país que reza por una rápida recuperación de Japón. Es su quinto socio comercial detrás de EEUU, China, Suiza y Canadá. Representa el 5% de las exportaciones peruanas con envíos de cobre, harina de pescado y fibras textiles. El intercambio arrojó en 2010 un superávit a favor de Perú de US$ 600 millones.Chile es el que más va a sentir el terremoto en sus cuentas fiscales.Según cifras del Banco Central las exportaciones al país asiático alcanzaron los 7.258 millones de dólares contra importaciones 3.192,7 millones de dólares. Las principales ventas chilenas son cobre, productos forestales y salmón.
El ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, quiso brindar tranquilidad a los empresarios locales. “Pensamos que es un efecto en los primeros dos o tres meses, con el efecto de la reconstrucción Japón va a crecer con fuerza”, afirmó. “En el segundo semestre demandarán más materias primas, como nuestros minerales o nuestras maderas”, añadió.