Quizás usted sea una de esas personas que reclaman porque Dios no las bendijo. Las respuestas que nosotros queremos no suceden simplemente porque nuestro corazón no fue y no es totalmente de Él.
No debemos culpar a los espíritus malignos, a la sociedad o en los otros, ya que el corazón es la fuente de nuestra individualidad. No sirve de nada exigir mucho de Dios y darle poco. No se puede justificar diciendo: “El Señor no me abrió muchas puertas, entonces, ¿cómo podré servirlo?”.
Todo en la vida depende de nuestras actitudes. Existen leyes fijas que rigen la vida del universo. Si usted planta arroz, no va a cosechar porotos. Cuando busco a Dios de todo corazón, la respuesta es segura.
Orar y esperar que suceda lo que deseamos no basta. La grandeza de nuestra fe es medida por nuestras actitudes. Obrar por la fe, trae obligatoriamente, de parte de Dios, una respuesta. Ese es justamente es el motivo del sacrificio.
Jesús fue un ejemplo de sacrificio realizado por un ideal supremo. En la antigüedad los judíos realizaban sacrificios con la sangre de los animales. Quien pecase moriría, y el animal serviría de sustituto por ese pecador. Jesús vino para ofrecerse en sacrificio. Su sangre trajo el perdón a todos los que creen en Él. Por eso es llamado “Cordero de Dios”. Nada puede pagar ese precio.
La persona acepta a Jesús, pero a partir de ese momento, tiene que mantener la salvación a través de su propio sacrificio con Dios, hasta el último día. Así, si un asesino se entrega a Jesús, su pasado es lanzado en el mar del olvido de Dios, y comienza una nueva vida.
De esta manera, si alguien que sirve a Dios por más de 30 años de repente, guarda rencor contra otra persona, preservando eso en su corazón, tendrá como consecuencia la anulación de todos los años que estuvo al servicio de Dios. Para seguir a Jesús es necesario negarse a sí mismo y vivir una vida limpia en este mundo.
Ese es nuestro sacrificio diario, el ejercicio de nuestra fe. Dios mira el corazón del hombre para ver la sinceridad de sus actitudes. Si en su corazón, quien ocupa el primer lugar es su marido, su nieto, o su hijo, entonces Él nunca se manifestará a usted. Dios debe ocupar el primer lugar.
Hay varios ejemplos en la Biblia para ilustrar eso. David se equivocó, al ver que la tierra se secaba por su pecado, se lo confesó a Dios. El Salmo 51 habla de su arrepentimiento. Eso es porque el corazón de David era bueno, incluso después de su muerte, Dios se refería a él como amigo.
Si la consideración que tiene por Dios es mayor que todo, incluso que la consideración por usted mismo, Él se mostrará fuerte en relación a usted. Si su corazón es completamente Suyo, entonces él le corresponderá de igual manera.