Independientemente de dónde haya nacido, usted está bajo una autoridad, sea ella buena o no, sea justa o injusta, correcta o incorrecta, no importa. Porque cuando una persona nace, sea donde fuere, debe someterse a las reglas y leyes de ese lugar.
Si el rey de una monarquía cualquiera o el presidente de un país cualquiera ordena una determinada ley, todos deberán obedecer. Porque no se trata de elección, sino de imposición por parte de esa autoridad.
La persona que nace y pasa a vivir de acuerdo con las leyes del mundo está obligada a servirlo y obedecerlo, consciente o no, por el hecho de haber sido ordenado.
Las enfermedades, la miseria, las tragedias, las crisis, las contiendas, las angustias y las ganas de morir, por ejemplo, son imposiciones que la autoridad terrenal decreta a quienes se someten a ella. Y lo peor es que no hay forma de recurrir a otras autoridades ya que quien vive aquí está sujeto a estas situaciones.
Es como esa persona que vive en un país diferente al suyo. Aún obteniendo la visa de permanencia en ese lugar, no dejará de ser natural de su país de origen, a no ser que se naturalice en la nueva tierra.
El mundo del maligno
Entonces, ¿quién es la autoridad de este mundo? La Biblia dice que “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.”, (1 Juan 5:19), lo que significa que quien vive aquí está sometido al mal que sufre como a sus imposiciones.
A no ser que la persona se decida a cambiar de reino. ¿Qué quiere decir eso? ¿Es posible que una persona sujeta a tantos males impuestos por su reino de origen pase a someterse a otro reino mejor?
Sí, es posible. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede con la naturalización en un país en el que se desea vivir, la persona debe morir para su reino terrenal y, en consecuencia, para la autoridad a la cual está sometida.
¿Y Quién es el que gobierna el otro reino?
Jesús, que es justamente lo opuesto al gobierno de este mundo, porque, al contrario del gobernante terrenal, Él no acepta enfermedades, miseria, depresión, aflicción o destrucción familiar. Pero, para obtener los beneficios de este nuevo Sistema, es necesario que el ciudadano muera para su reino natal y que, sepultados con su naturaleza terrenal, queden sus costumbres, teorías, filosofías de vida, pensamientos y/o actitudes que coinciden con el reino de este mundo y no coinciden con el Suyo.
¿Usted quiere morir para este mundo y así disfrutar de las ventajas que solo el Reino de Cristo tiene para ofrecerle?
Participe de la Noche de la Salvación, este miércoles a las 8, 10, 16 y especialmente a las 20 hs. en la Universal ubicada en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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