Mujeres aprenden a valorarse y alcanzan resultados positivos
La Iglesia Universal del Reino de Dios está en Uganda, uno de los más pobres y violentos países africanos, desde octubre de 1996, llevando esperanza y fe a la población. La IURD desarrolla un papel muy importante en cuanto a ayuda espiritual y social, siendo responsable de rescatar muchas vidas del sufrimiento.
En homenaje a las mujeres, el “Día de la conciencia femenina”, organizado por el grupo de la Fuerza Joven del país, tuvo como objetivo, concientizar a la mujer sobre su importancia en la sociedad y de los cuidados de la salud.
A continuación, los especialistas que fueron invitados, dieron una charla sobre la salud, el crecimiento y la igualdad social de la mujer en el país. El encuentro les dio a los jóvenes la oportunidad de mostrar sus talentos con presentaciones de canto y danza.
Durante la reunión, la conferencista Nivalda Sant’Anna, esposa del pastor Walter de Sant’Anna, responsable por el trabajo de la IURD en el país, destacó la importancia de que la mujer invierta en su interior dejando de lado los sentimientos malos como la amargura, el odio, la envidia, el nerviosismo y también traumas del pasado.
“Muchas mujeres se preocupan demasiado con su apariencia y se olvidan de lo principal: el corazón. No significa que va a dejar de arreglarse, sino que lo que está dentro de usted es la base de todo. Usted es única. Valórese primero y otros también le darán valor”, dice Nivalda.
Testimonio
En el evento las mujeres aprendieron que con sabiduría es posible administrar el trabajo, familia y cuidado personal, siempre que la prioridad sea la obediencia a Dios, y valorarse a sí misma. Esas dos premisas fueron seguidas por Jjuko Ann, que cuenta como conoció a un hombre de Dios, porque seguía la Palabra de Dios, y no se abatió delante de las decepciones sentimentales.
“Siempre deseé tener una vida amorosa bendecida, pero no sabía como lograrlo. Muchos muchachos me invitaban a salir, pero no querían un compromiso. Cuando llegué a la IURD, comencé a orar y participar de las reuniones por la vida sentimental. Conocí a un muchacho y salimos. Sin embargo, él quería un hijo antes del casamiento. Tuve que elegir entre él y Dios. Terminamos. Continué mi cadena y usé mi fe. Después de 6 meses perseverando, conocí a un hombre de Dios que me trató de manera diferente, que era lo que yo quería. Fue como un regalo de Dios enviado para mí. Hoy estamos casados. Me siento honrada por tener a mi lado a un hombre con carácter y tan amable que me enjugó las lágrimas de dolor del pasado. Aconsejo a todas a que no se dejen llevar por sus sentimientos y obedezcan a la voz de Dios. Si somos fieles a Él, Él también lo será.”