“Y ni palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.”
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” (1 Corintios 2:4-5, 14; 1 Corintios 1:18)
¿Cómo conquistamos la fe sobrenatural, la fe que funciona, la fe que es locura para los que se pierden? Nosotros la conquistamos si tenemos un corazón simple, humilde, constantemente en el Altar de Dios. Porque la fe, que es de Dios, nace de la comunión con Dios. Es la fuente de la fe sobrenatural, y para que tengamos ese don, esa dádiva, ese talento, debemos estar en continua relación con Dios.
Amigo lector, si usted desea servir a Dios y ser un instrumento de Su voluntad, jamás podrá hacerlo si no estuviera conectado, sintonizado en comunión, viviendo en alianza con Él y de acuerdo con Su voluntad.
“Pero, obispo Macedo, si una persona lee y tiene bastante conocimiento de la Biblia, ¿va a tener esa fe sobrenatural?” Depende. Puede tener como no tener, porque puede ser muy erudita, instruida y capaz, pero si no tiene comunión con Dios, no va a tener la fe sobrenatural que produce milagros.
Los fariseos conocían el Antiguo Testamento. También los saduceos y los religiosos de la época de Jesús tenían un gran conocimiento de las Sagradas Escrituras y de la Ley y, sin embargo, no tenían esa fe porque, si la hubieran tenido, hubiesen reconocido que Jesús era el Mesías esperado, el Restaurador de Israel. No obstante, solo tenían un conocimiento intelectual de la Biblia y, por eso, no tenían la capacidad de ver lo que era fundamental: que Jesús era el Señor, el Mesías, el Hijo de Dios, y por eso Lo mandaron a arrestar y matar.
Aún hoy, algunos religiosos hacen lo mismo y persiguen a los cristianos, aun teniendo gran conocimiento de la Biblia. La fe sobrenatural es la acción del Espíritu Santo dentro de nosotros. Para alcanzarla, se debe estar en alianza con Dios, esto es, en constante unión y entregarse de cuerpo, alma y espíritu en las manos de Él. Se debe renunciar a la propia voluntad y libertad, para hacer la voluntad de Dios y ser un siervo del Señor Jesús.
Cuando una persona desea realmente tener una vida limpia, integrada en lo que está escrito en la Palabra de Dios y practicar el conocimiento que ella tiene; entonces, le es dada por Dios la medida de fe necesaria, capaz de hacer que vea lo invisible y que crea en lo imposible. Esta es la diferencia entre la fe natural y la fe sobrenatural.
El pueblo de Israel vio los milagros que Dios hizo, a través de Moisés en Egipto. También vio al Mar Rojo abrirse. Vio a Dios enviar codornices en el desierto y salir agua limpia de la peña. Sí, aquel pueblo que era esclavo y dejó de serlo. Pero, aun viendo que los milagros sucedían, no tenían la fe sobrenatural, y por eso se corrompió y no entró a la Tierra Prometida.
Josué, sin embargo, actuó de manera diferente y mantuvo su corazón lleno de fe en el Dios Vivo, al punto de substituir a Moisés y de llevar a los descendientes de Israel a la Tierra Prometida.
Así pasa con muchas personas que, aun viendo los milagros, no se convierten, y creo que es porque todavía tienen el corazón duro, no actúan de acuerdo con la voluntad de Dios y necesitan liberarse. Es importante tener el corazón igual al de un niño, para aceptar los hechos y las verdades divinas.
La fe sobrenatural es un don, una dádiva de Dios para quienes tienen el corazón sumiso a Él y desean servirlo verdaderamente.
En cierta ocasión, el Señor Jesús le dijo a una higuera: “Nunca jamás nazca de ti fruto” (Mateo 21:19). Pero ¿cómo le habló a una higuera que no tiene oídos para oír?
La fe sobrenatural, la fe que produce milagros, desconoce y desprecia a los cinco sentidos, porque está por encima de este mundo natural. En verdad, es locura para los que se pierden. Para el mundo físico es una locura, un absurdo hablarle a una higuera, ni siquiera los propios discípulos creyeron en Jesús, porque al día siguiente parecían sorprendidos: “Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.” (Marcos 11:21)
Sí, es la fe sobrenatural en el Dios Vivo que realiza el milagro que queremos y determinamos. Y es algo glorioso y divino que hace que el infierno tema y tiemble, porque es la luz de Dios fluyendo y resplandeciendo a través de quienes la poseen.
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