El Señor es misericordioso, y para recibir Su bendición, necesitamos estar en comunión e íntegros en nuestra fe
Cuando se comete un error en la vida, y se persiste en eso, por más que los demás no lo noten, su consciencia siempre estará pidiéndole que caiga en la cuenta de esto. Hasta que llegue un momento, en que, apartado de la iglesia física o espiritualmente, el individuo no soporte más el pecado.
Aunque concurra a una iglesia, puede estar apartado de la Palabra. A pesar de estar de presente en las reuniones, el alma está lejos de la presencia de Dios. Si usted, en este momento, se siente un apartado, una dracma perdida.
Dracma no es solo una moneda (que tuvo su origen en la antigüedad y fue usada nuevamente por la Grecia moderna como dinero, antes del Euro). En la Biblia, en Lucas 15, el Señor Jesús recibe a los pecadores y les cuenta parábolas, como la de la dracma perdida. En ese momento, el novio le daba a la novia un collar con 10 dracmas, para que la usara y demostrara el compromiso, una alianza con su marido.
“¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, barre la casa y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.” Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.” Lucas 15:8-10
Así como la dracma no se debe perder del collar, no debemos perdernos de la presencia de Dios, lo que debemos hacer es hablar y renovar, siempre, nuestro compromiso con Él. El Señor es misericordioso y, para recibir Su bendición, precisamos estar en comunión e íntegros en nuestra fe.
Si usted no es una dracma perdida, ofrezca ayuda. Rescate una dracma del piso para que no sea más pisoteada y para que nunca más se pierda del Señor. Si usted se siente una dracma perdida, arrepiéntase en vida, ore, pida ayuda. Vuelva a darse alegría para si, a su familia y a Dios.