El profeta fue al mismo tiempo autor y protagonista, según la Santa Palabra
Varios libros del Antiguo Testamento reciben el nombre de sus personajes principales, como Ester y Job, entre otros. Algunos, sin embargo, llevan los nombres de sus autores, como Mateo y Lucas, del Nuevo Testamento.
Existe una antigua controversia acerca del libro de Daniel. ¿Habría sido él mismo el autor, o sería solo el personaje destacado? La opinión que predomina entre cristianos y judíos es la que contempla las dos hipótesis: él es el autor y protagonista.
¿Qué lleva a esos investigadores a creer eso? La propia Biblia.
Primera persona
En muchos pasajes del libro escrito alrededor del siglo VI antes de Cristo, los hechos son narrados en primera persona, como en este fragmento:
“En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido antes.
Vi en visión; y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai.”, (Daniel 8:1-2).
Lo mismo sucede en otros fragmentos: 8:13-19,27; 9:2-22; etc.
También hay partes en que el autor habla de sí mismo en tercera persona, alegarán algunos. Cabe destacar que eso era un procedimiento muy común en los textos antiguos.
Dios habla con Daniel
En el capítulo 12, el Señor habla al profeta, ordenándole el registro en el libro y su conclusión:
“Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.”, (Daniel 12:4).
Conclusión
Algunos libros de la Biblia tienen más de un autor, lo que queda bien claro por la diferencia de estilos, que varían de acuerdo con la época, las costumbres y las influencias literarias. El libro de Daniel tiene una unidad tan grande que hasta los críticos contrarios a la hipótesis de su autoría reconocen.
Conocimiento sobre Babilonia
Los registros históricos y físicos de Babilonia eran tan extraños hasta un pasado reciente, que muchos llegaron incluso a dudar de la existencia del lugar, considerándolo ficticio. Daniel, entretanto, narra los hechos históricos con una claridad propia de quien los presenció, así como de las costumbres locales – la sucesión de los reyes después de Nabucodonosor y, los dioses que los babilonios adoraban (y como lo hacían), por ejemplo. Mientras algunos investigadores sostienen que habrían sido inventados, hallazgos arqueológicos relativamente recientes (como el descubrimiento de las ruinas de Babilonia y dos pergaminos del Mar Muerto) confirman varios de ellos.
Porque Jesús lo confirmó
La prueba máxima es indiscutible: el Mesías confirma que Daniel fue el autor del libro que lleva su nombre, en el cuál registró las profecías que le fueron reveladas:
“Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda)…”, (Mateo 24:15).
La verdadera importancia
Independientemente de la autoría, lo que le importa a un verdadero cristiano es la confirmación de las profecías que están por venir, como es el ejemplo de Daniel. Él tuvo todas las oportunidades de gozar de privilegios en caso de postrarse ante los falsos dioses babilonios y transigir con algunas costumbres que eran contrarias a su fe.
Aunque el obtuvo privilegios sin corromper su creencia y su fidelidad a Dios. Se mantuvo firme con su verdadero Señor, por más que las propuestas de los reyes de Babilonia fueran tentadoras, y fue honrado por eso. Un buen ejemplo fue cuando rechazó los manjares reales, siempre a su disposición absteniéndose de esos y de otros placeres para estar más entregado a Dios.