El obispo Edir Macedo explica que a pesar de la autoridad divina concedida al hombre, es necesario respetar algunos límites para poder agradarle
Quien asistió al Cenáculo principal del Espíritu Santo de Del Castillo, Río de Janeiro, el domingo 26, pudo seguir la reunión del Encuentro con Dios, a las 9:30 hs., ministrada por el obispo Edir Macedo.
Apenas comenzó el encuentro, el obispo explicó que cuando Dios dice “… Volveos a Mí, dice el Señor de los ejércitos, y Yo Me volveré a vosotros…”, (Zacarías 1:3). Él quiere que la persona sea mucho más que un simple participante de la iglesia, quiere que sea un fiel practicante de Su Palabra. “Su vida cambia a partir del momento en que usted toma conocimiento de la Palabra de Dios y lo aplica”, orientó.
El obispo también dejó en claro que la autoridad concedida por Dios al ser humano se extiende a todos los seres vivos, pues la Biblia revela que el hombre fue hecho un poco menor que Dios, pero que, aún con todo ese dominio, existen algunos límites impuestos por el propio Señor.
“Dios estableció aquel árbol en el Jardín del Edén para que el hombre tuviera conciencia de que, a pesar de tener la imagen y semejanza de Dios y el dominio sobre los peces, los árboles, los animales sobre la Tierra, a pesar de poder criar y generar hijos, aquel árbol representaba la autoridad divina. Cuando el hombre lo tocó, desobedeció a Dios, transgredió, avanzó en el territorio de Dios, avanzó sobre la autoridad divina. El árbol representaba el diezmo. Por eso, si usted toca en los primeros frutos, usted está tocando en lo que es de Dios. De ahí la razón por la que las personas son maldecidas.”
También sobre la santidad del diezmo, el obispo enseñó: “Quiere decir que, cuando yo reconozco por medio del diezmo, en la práctica, que Él es realmente mi Señor, entonces, Él bendice el 90% restante.. Además de bendecir el 90%, retira al espíritu devorador y me da las condiciones necesarias para tomar posesión de las bendiciones, para vencer a mis enemigos, para vencer al diablo, al infierno y para sobrepujar, porque en Jesús nosotros subsistimos a todo.”
Para finalizar el encuentro, el obispo invitó a aquellos que aún no habían comprendido la importancia de la fidelidad, a ir delante del altar y asumir un compromiso de servir a Dios de todo corazón y los bendijo en nombre del Señor Jesucristo.