Paradójicamente, las naciones más felices, es decir aquellas donde la gente se siente más satisfecha con su vida, suelen tener las tasas más altas de suicidio
La investigación, publicada en la revista Journal of Economic Behavior & Organization, se realizó con información internacional y de los diversos estados de Estados Unidos. Al analizar la calidad de vida y las tasas de suicidio de unos cuantos, países los autores confirmaron que muchas naciones felices presentan altos índices de suicidio. Entre los países que experimentan esta extraña paradoja se cuentan Dinamarca, Canadá, Estados Unidos, Islandia, Irlanda y Suiza.
Hoy, 10 de septiembre, se conmemora el Día para la Prevención del Suicidio, un fenómeno que afecta a todas las regiones del mundo y no distingue clase social, lo cual para muchos, es sorprendentemente llamativo.
En medio siglo ha habido un cambio de tendencia: si en 1950 el 60 por ciento de los suicidios eran de personas mayores de 45 años, actualmente, el 55 por ciento de las personas que acaban con su vida son menores de esta edad, se producen en jóvenes de 15 a 19 años y suceden tras una depresión.
Las estadísticas
La Organización Mundial de la salud lo considera una epidemia al igual que la depresión y publicó una estadística alarmante, cada 40 segundos una persona se suicida. La noticia es que las principales víctimas son jóvenes.
¿Cómo puede ser que jóvenes no tengan nada por qué luchar? ¿Cómo es posible que, comenzando por el núcleo familiar, ellos no encuentren su lugar y una meta que los impulse a realizar sus sueños? ¿Qué les faltó? ¿Qué ambiente los rodeó? ¿Qué circunstancias lo agobiaron? ¿Qué problema lo derribó?
Si bien Latinoamérica sigue siendo la región del mundo con el menor índice de suicidios, no está exenta de la problemática. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen alrededor de 67.800 suicidios en América, siendo Cuba el país con la mayor tasa de este tipo de muertes (18), seguido por Uruguay (17) con aumento constante y sistemático, Chile (10,3), Colombia (10,3), Argentina (7,8), Paraguay (5,7), Brasil (4,6), México (4) y Venezuela (3,8).
En la Argentina, los jóvenes de entre 20 y 24 años, varones, y habitantes de la región patagónica son los más vulnerables a la problemática del suicidio, de acuerdo con el informe “Algunas características sociodemográficas del suicidio en la población adolescente y joven en Argentina 1999-2007”, publicado por la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud.
Mientras que el índice más alto de suicidios masculinos se registró entre la población joven, la cantidad de suicidios femeninos fue más alta en la población adolescente.
Factores de Riesgo
Si se considera que las causas que llevan al suicidio, son problemas en cualquiera de los aspectos de vida de una persona, la prevención radicaría en buscar la solución de aquellos problemas; sin embargo los estudiosos también proponen que la prevención se de respecto a factores de riesgos específicos como los que se detallan a continuación:
Indicadores generales
- Intentos previos
- Insomnio crónico
- Fracaso escolar o académico
- Cambios abruptos en personas débiles o inseguras
- Rupturas y quiebres afectivos y/o económicos
- Accidentes reiterados
- Incomunicación o indiferencia familiar
- Enfermedades mentales, sin atención o mal atendidas
- Sociopatías: estafadores, delincuentes, homicidas
- Adicciones: al juego, al alcohol, drogas
- Afección a las armas
- Marginación social y aislamiento elegido o forzado
- Enfermedades terminales (cáncer, SIDA, entre otras)
- Amenazas masivas a la dignidad: abuso sexual, maltratos
Indicadores de riesgo en adolescentes
- Depresión y desesperanza
- Decepción y culpa ante la imposibilidad de satisfacer las expectativas paternas
- Antecedentes de suicidio de familiares, amigos y compañeros
- Dificultades en la comunicación, tendencia al aislamiento, escasas relaciones interpersonales
- Abuso de sustancias tóxicas
- Cortes o golpes en el cuerpo
- Ideas, fantasías o intentos previos
- Considerar el suicidio como un acto heroico.
Un verdadero acompañamiento familiar o del entorno sigue siendo la clave para ayudar a revertir un cuadro de gravedad.