Recientemente, como mostramos aquí en Arca Universal, arqueólogos alegaron haber encontrado la supuesta tumba de Juan el Bautista en Bulgaria. Pruebas con el carbono 14 en la Universidad de Oxford, Inglaterra, comprobaron que los huesos encontrados son de alguien que murió en el siglo I.
Otro famoso caso fue sobre el misterioso Sudario de Turín. Muchos siempre debatieron, a lo largo de los siglos, si el objetivo era la gran sábana de lino que envolvió el cuerpo de Jesús cuando fue sepultado, cuya sangre había “dibujado” la forma del cuerpo en la tela. En 1988, nuevamente el carbono 14 entró en escena. Pruebas realizadas en tres laboratorios distintos concluyeron en que el algodón del paño databa de entre 1260 y 1390. Sería, por lo tanto, falso.
¿Pero cómo es realizada la datación con el carbono 14? ¿De qué se trata, exactamente?
El carbono 14 (también llamada radiocarbono), es uno de los isótopos que forman el elemento que le da nombre – y, por lo tanto está presente en todo lo que es orgánico -, es levemente radioactivo. Por más que esa radiación sea ínfima, es fácilmente detectada y medida. Ella va disminuyendo con el tiempo, y se dividirá por la mitad cada 5.730 años.
Midiendo la pérdida de radiación, puede llegarse muy cerca de la época en que el tejido murió – huesos, cuero, madera, hojas, semillas, aceites, algas, conchas, tejidos a base de algodón y otras fibras orgánicas, etc.
El carbono 14 está presente en la atmósfera, en los mares y en las plantas, por ejemplo, renovándose siempre. Los rayos cósmicos (radioactivos) que logran atravesar las barreras de la atmósferas colisionan con los núcleos de los átomos de los gases que forman el aire, formando el carbono 14, que se oxida y pasa a circular por el planeta.
En el caso de las plantas, ellas absorben el carbono 14 a través de la fotosíntesis. Convirtiéndolo en otros compuestos orgánicos que se incorporan a los tejidos vivos. A medida que la planta crece, también aumenta la
cantidad de carbono radioactivo, hasta que llegue a una tasa equilibrada con la de la atmósfera.
Cuando la planta muere, no hay más incorporación de carbono 14 en los tejidos. Entonces comienza la “cuenta regresiva” de la radiación en el tejido, como si fuera un “cronómetro natural” regresivo. Midiendo la radioactividad del carbono 14 del material en cuestión, así se puede saber cuando la planta murió y dejó de absorberlo.
Las plantas son incorporadas a los animales herbívoros , que a su vez son comidos por los carnívoros, y cada estadío de la cadena alimentaria va recibiendo, también, el carbono 14 de la anterior, que es asimilado por los organismos. Como ellos también dejan de adquirir el carbono 14 al morir, es posible determinar la época de la muerte por la medición de la radiación del isótopo.
Cuando el objeto en cuestión es encontrado, normalmente hay una verificación sobre alguna causa externa de contaminación radioactiva. Solamente la radiación del carbono 14 del material es considerada.
El descubrimiento
La técnica de datación del carbono 14 fue desarrollada por el científico Willard Frank Libby (1908-1980), de los Estados Unidos, en 1947. Con versiones muy sensibles del aparato medidor de radiación conocido como contador Geiger, logró fácilmente medir la tasa de radiación en los tejidos antes vivos, siendo de gran ayuda a los arqueólogos, paleontólogos, geólogos y otros científicos que necesitan datar sus hallazgos. Libby recibió por su descubrimiento el Premio Nobel de Química en 1960.
Hoy, hay otras técnicas para medir el carbono 14 mucho más precisas que los contadores Geiger, como la espectroscopía de resonancia paramagnética electrónica (hecha en el aparato conocido como acelerador de espectrometría de masa) y la luminiscencia estimulada ópticamente.
Los artefactos bíblicos
Los científicos que estudiaron el Sudario de Turín (o Santo Sudario) no quisieron enfrentar a los que lo consideran genuino – algunos, incluso, defienden que la pieza fue constantemente restaurada a lo largo de los siglos, y pedazos más nuevos pueden haber sido analizados. En todo caso, cabe recordar que el análisis fue hecho en tres partes del frente diferentes en 1988, en las universidades de Zurich (Suiza), Oxford (Inglaterra) y de Arizona (Estados Unidos).
Otro caso en que la técnica de radiocarbono fue esencial en la comprobación de artefactos relacionados a la Biblia se dio en relación a los Manuscritos del Mar Muerto. El conjunto de pergaminos conteniendo todos los libros del Antiguo Testamento hebreo (excepto el libro de Ester), aún después de tener su autenticidad comprobada, fueron sometidos a la datación del carbono 14. Fue comprobado que los documentos tienen cerca de 2 mil años.