La gaseosa es una bebida gasificada, fabricada a escala industrial, que lleva colorantes, conservantes, azúcar y esencia de frutas en su composición química. Sin embargo, la historia de esa bebida (muy consumida en Argentina, Estados Unidos, China, Europa, México y otros) comenzó en escala muy reducida, hace mucho tiempo y con otra finalidad.
El primer registro que se tiene noción sobre la elaboración de un refresco es del siglo XVII, precisamente en 1676, en París (Francia), cuando una empresa de bebidas mezcló agua, jugo de limón y azúcar. En el siglo siguiente, en 1772, un químico inglés le agregó gas carbonatado al agua. El primer sabor creado, entonces, fue la gaseosa de limón. Los primeros jarabes embotellados son de 1835, y la tapa “corona” fue inventada en 1892.
Después, los farmacéuticos comercializaron el descubrimiento como medicamento para ayudar a la digestión. Mezclas con sustancias agregadas y colorantes en agua gasificada eran vendidas como tónicos. La bebida tuvo mucho éxito en el siglo XIX, principalmente entre los jóvenes de la época, y las farmacias incluso dejaron de vender remedios para transformarse en puntos de encuentro.