“Yo veo a mis compañeras de la escuela siempre juntas, con amistad sincera, una compañera de la otra y me siento triste porque no tengo amigas. ¿Cómo hago para lograr una verdadera amistad?” – Amiga.
Respuesta:
Amiga, sea una.
Cuántas veces yo me puse triste esperando una verdadera amistad y recibí una simple simpatía, hasta que un día decidí ser una verdadera amiga y dejé de esperar de las otras personas esa atención que yo misma no daba. Me sacrifiqué, fui comprensiva, di, soporté, fui paciente, fingí no oír ni ver y, de a poco, fui convirtiéndome en esa amiga que siempre quise tener.
Mientras tanto, obtuve verdaderas amigas. No fueron una ni dos, sino miles por el mundo.
(*) Respuesta retirada del blog de Cristiane Cardoso.