Corea del Norte es un país cerrado al cristianismo. Sus leyes se basan en el dirigente Kim Jong Uh, sustituto de su padre, fallecido en 2011, quien gobernó el país durante 17 años. Hablar de Jesús en ese lugar es prácticamente firmar una sentencia de muerte, o juntarse a los miles de perseguidos por asumir esa fe.
En un sistema así, represalias y persecuciones son constantes. Allí se testearon diversas formas de divulgación del Evangelio, algunas con éxito, otras, no tanto. Pero un grupo de voluntarios tuvo una idea osada.
Un equipo de misionarios se reunió cerca de Paju, en Corea del Sur, para lanzar 30 globos de gas cargados de ejemplares del Nuevo Testamento, folletos con versículos bíblicos y otros mensajes cristianos para el pueblo de Corea del Norte. Habiendo analizado las condiciones favorables del clima y un viento que soplaba fuerte en la dirección deseada, los globos se soltaron directamente hacia el norte, alcanzando aquel país aislado.
Pero, a pesar del clima favorable, solo 10 de los 30 globos preparados alzaron vuelo. El motivo: problemas con el combustible, a base de hidrógeno. Aun así, el equipo oró antes del lanzamiento, agradeciendo porque se enviaron mil Biblias y 90 mil folletos. Sólo este año, ya se enviaron más de 7,9 mil ejemplares del Nuevo Testamento a Corea del Norte.
A Seoul EUA es una ONG coreano-americana responsable de lanzar material evangélico de esta manera, alrededor de 70 a 80 veces por año. Y para los que dudan de la eficacia de sus métodos, tiene pruebas de que sus globos están dando en el blanco.
El uso de dispositivos de rastreamiento GPS acoplados a los globos confirma a localización precisa de varios de sus lanzamientos este año, y las imágenes fotográficas pueden verse por la web de la ONG.
Aunque el gobierno norcoreano intente de todo para impedir las transmisiones de radio y los globos, el mensaje de Dios continúa llegando por el cielo a todos los que necesitan ayuda y desean conocerlo.