“Tengo 30 años de edad y estoy casada hace 12 años. Mi esposo nunca se contentó con mi pasado y ahora me está forzando a hablar sobre todo los que hice antes de conocerlo. No me siento bien hablando de esas cosas y nunca me gustó abrirme con alguien. El problema es que eso nos ha apartado mucho uno del otro y, ahora, muy raramente mi esposo me dirige la palabra. ¡No aguanto más vivir así! ¿Qué debo hacer?, ¿Debo abrirme y contarle todo a él o no? ¡Por favor, ayúdeme!”- Amiga.
Respuesta:
Amiga, yo entiendo perfectamente que existen cosas y situaciones en nuestra vida que preferiríamos que nunca hubieran sucedido y por eso no tenemos deseos de hablar sobre esas cosas, con nadie. Es un sistema de defesa, que creamos para intentar olvidar lo que pasó, sin embargo, yo aprendí que la única manera de librarnos de algo es sacándolo afuera. No sirve de nada intentar enterrarlo u olvidarlo, es necesario ¡removerlo!
Amiga, yo creo que si usted aun no se siente con deseos de abrirse con su esposo es porque, probablemente, usted aun no se haya abierto con Dios.
Experimente abrirse con Dios primero. Cuéntele, con detalles, todo lo que la avergonzado y oprimido. Usted verá que Dios, inmediatamente, la confortará, pero no solo eso, Él la llenará de paz y de seguridad también.
Esa seguridad le ayudará a abrirse con su esposo y probarle a Él que Usted ahora es una nueva mujer, fuerte y segura.
Mi querida, ¡no pierda más tiempo! Estos secretos son como nubes pesadas y oscuras, pero por detrás existe un sol deseoso de brillar y de encender su vida. No obstante, para que eso suceda, es necesario que usted se libre de las nubes primero.
¡Fuerza, amiga, fuerza!
En la fe,
Flávia Barcelos
(*) Respuesta extraída del blog de Cristiane Cardoso
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