“Soy cristiana y estoy de novia con un joven que no lo es. Él me prometió que iría a la iglesia, pero nunca va, siempre encuentra una escusa. No sé qué hacer, ya que él también es un alma y quiero ayudarlo espiritualmente, no quiero abandonarlo así, pero estoy consciente de que si él no quiere a Dios, no es la persona correcta. Ayúdeme.”- Amiga.
Respuesta:
Amiga, creo que puedo hablar de este tema muy bien. Cuando llegué a la IURD, ya estaba de novia con Joaquín. Después de un tiempo, aprendí la importancia de tener a alguien a mi lado que practicara la misma fe, y le comencé a hablar de Jesús.
Al principio, él no entendía muy bien, pero terminó aceptando mi invitación y fue conmigo a la iglesia.
El tiempo fue pasando y yo siempre hablaba con él de las cosas de Dios, ya que tenía más tiempo en el camino de la fe y también hice propósitos para que él se convirtiera al Señor Jesús. Él fue entregándose y comprendiendo las cosas de Dios y, finalmente, se convirtió. Fuimos obreros juntos y nos casamos, pasados algunos meses fuimos llamados para hacer la obra en el Altar y hace 16 años que servimos a Dios.
Pero si Joaquín no hubiera aceptado a Jesús, yo no podría esperar toda la vida, seguramente hoy no estaría con él. Que bueno que él se convirtió.
Pero el punto al que quiero llegar es el siguiente, usted puede luchar por su novio incrédulo, pero si con el pasar del tiempo usted viera que él no va a la iglesia, no quiere aceptar a Jesús, entonces es hora de tomar una decisión.
Después de todo, usted no necesita estar de novia con alguien para poder ayudarlo espiritualmente, usted puede hacer eso sin estar comprometida sentimentalmente con la persona.
Si él le promete ir a la iglesia y nunca va, el tiempo pasa y todo sigue igual, entonces usted no podrá esperar toda la vida, no se case sin que él esté convertido, porque prometer es una cosa y hacer es otra.
En este caso, las promesas no son suficientes, es necesario ver concretar esas palabras, el matrimonio es para toda la vida y debemos ser espirituales a la hora de escoger a la persona correcta para nuestra vida.
(*) Respuesta extraída del blog de Tania Rubim.