Ya pasó el tiempo en el cual las respuestas para todas las preguntas sobre sexo era “la cigüeña”. Ahora, ellos quieren saber más, y cada vez más prematuramente. Resta a los padres la cautelosa misión de saber cómo y cuándo hablar sobre sexo con sus pequeños.
Según la psicóloga Débora Cristina de Macedo Jorge, lo primero que los padres deben hacer es esperar la pregunta. “No sirve precipitarse, queriendo dar respuestas a algo que no fue cuestionado. Eso puede alertarlo hacia cosas que antes no les prestaba atención.”
Sin embargo, Débora explica que es necesario que los padres esté atentos al comportamiento de los hijos. “Si presentan alguna actitud, gesto obsceno o comportamientos sexuales -aun antes de preguntar- ellos deben explicar lo que significa eso; claro que con mucha cautela y eligiendo bien las palabras.”
Son los comportamientos los que señalarán el momento correcto para una explicación. “No hay edad indicada en que el niño esté apto para recibir alguna información sobre sexualidad. Demostrará su madurez a través de los juegos, de los gestos o le preguntará directamente a sus padres.”
En esas explicaciones, lo que valen son los ejemplos simples, que hacen a los niños entender de forma lúdica, más clara, lo que significa aquello que hizo. “Lo más importante es dar ejemplos. Es como si dijera: ‘Hijo, hay cosas que son solo para los adultos, igual que el auto, tú solo podrás conducir cuando fueras grande”, aclara Débora.
En su opinión, en los días de hoy, no hay manera de omitirles nada a los niños. “Los padres tienen que decir la verdad, pero sin decir que eso es feo o que es pecado. Eso puede traer consecuencias en la vida adulta. Pueden volverse adultos con problemas en el matrimonio, pues crecen oyendo que el sexo es feo o la familia nunca dijo nada sobre el tema.”
Por esos motivos, el camino es la explicación cautelosa, pero aclaratoria. “Ellos deben decir que, en la edad que están, aquella actitud o aquel comportamiento no es apropiado, que eso es algo solo para los adultos. La aclaración debe existir para que eso no se vuelva normal para el niño.”
Los niños, ya no son como antes
Es nítida la diferencia de los niños de hoy de los de hace 30 años atrás, que eran menos activos y tenían padres menos preocupados. “El hecho es que hoy no podemos más vivir como antiguamente. La familia tiene que ser clara con el niño, ya no puede actuar como antes, intentando esconder las verdades, ni ser modernos por demás”, enseña Débora.