Casiodoro de Reina (izquierda) y Cipriano de Valera (derecha)
Es menester aclarar que la Biblia había sido traducida completa en español, según algunas fuentes, por Alfonso X, apodado el Sabio – Rey de Castilla entre 1252 y 1284- . Pero dicha versión se la consideró histórica por su estilo literario, ya que se trató más bien de una interpretación. Así que aún la Biblia en español no existía. Los religiosos autorizaban solo las versiones en lenguas cultas, lo que dejaba a muchos pueblos, entre ellos el español, al margen de la Verdad.
El nombre “Reina-Valera”, como popularmente se conoce a la versión de la Biblia en español más usada, corresponde a dos españoles: Casiodoro de Reina, (cuya versión se publicó en 1569) y Cipriano de Valera (quién hizo una competente revisión de la versión original y la publicó en 1602).
Reina fue maestro de Valera en el monasterio de San Isidro del Campo, cuna de la nueva comunidad protestante de Sevilla, España. Estalla la represión contra el protestantismo y Casiodoro, y otros compañeros -entre los que estará Cipriano de Valera- huyen a Ginebra, Suiza. Pero las convicciones de ambos derivaron en un alejamiento de más de treinta años. La separación fue inevitable, y la Biblia Reina-Valera escribió su propia historia. Conozca la vida de dos hombres de valor.
La Biblia de Casiodoro de Reina
Este fraile disidente, logró imprimir la primera Biblia completa en lengua española y también la única traducción protestante hoy existente. Casiodoro de Reina era considerado en Sevilla, como el maestro indiscutido de la naciente comunidad evangélica, además de ser nombrado por los Inquisidores, en el Auto de Fe del 23 abril de 1562, con el honorable título de ‘heresiarca’, es decir, maestro de herejes.
En 1557, Casiodoro llega a Ginebra, ciudad que adopta la Reforma iniciada por Martín Lutero, y se convierte en asilo para los protestantes perseguidos por católicos e intelectuales en desacuerdo con la Iglesia Católica. Allí, Reina forja el plan de traducir la Biblia completa. Entonces, se reunió con Juan Pérez de Pineda (predicador de la congregación de habla española que vivía en Ginebra y escritor), quien había publicado una edición sólo del Nuevo Testamento basado en la traducción polémica de Francisco de Enzinas (otro español quien tradujo desde una versión en latín, no del hebreo) pero que por su temprana muerte, no logró la traducción completa, ni la impresión de la Biblia.
Aunque Casiodoro de Reina fue firmemente trinitario (creencia en la Santísima Trinidad) no podía aceptar que se ejecutase a alguien por sus creencias, lo que sucedió con un amigo suyo no trinitario. Entró en tal contradicción con Juan Calvino y la rigidez imperante, que le hizo decir «Ginebra se ha convertido en una nueva Roma». Dejó Ginebra y una vez en Londres, a finales de 1558, Casiodoro organiza allí una Iglesia de lengua española, aceptando como miembros a italianos y neerlandeses caídos en desgracia en sus iglesias respectivas. Desde entonces no deja de trabajar en la traducción de los libros sagrados que pensaba llevar a buen término en un tiempo razonable. Pero eso era no contar con las acechanzas provenientes de dos grupos que, aunque totalmente opuestos en sus intereses, se hallaron unánimes en la voluntad de impedir la labor del traductor de la Biblia.
Reunión de protestantes en Ginebra
Por una parte los inquisidores, quienes lograron infiltrar un agente en la naciente iglesia. Se trataba nada menos que de Gaspar Zapata, el asistente de Casiodoro en el trabajo de traducción, e hicieron chantaje o promesas a algunos miembros débiles, dispuestos a denunciar al propio pastor ante las autoridades inglesas hasta de crimen indecente. Y por la otra parte, los celosos calvinistas de Londres, quienes, guiados por su extrema desconfianza y antipatía por Casiodoro, no hacían sino escrutar los textos todavía incompletos, buscar herejías por todas partes y denunciarlas inmediatamente a Ginebra, llegando al extremo de apoyar ciegamente al embajador de España en Londres y a agentes de la Santa Inquisición.
Fue entonces cuando el Rey Felipe II de España puso precio a la cabeza de Casiodoro, como se lee en una carta del gobernador de Amberes a la regente de los Países Bajos: ‘Su Majestad ha gastado grandes sumas de dineros por hallar y descubrir al dicho Casiodoro, para poderle detener, si por ventura se encontrase en las calles o en qualquier otro lugar, prometiendo una suma de dinero a quien le descubriese’.
Acechado en todas partes por los secuaces de la Inquisición y sospechoso de herejía o de peores cosas aún por sus hermanos de fe, recorrió, durante más de tres años entre Francfort, Heidelberg, el sur de Francia, Basilea y Estrasburgo buscando un lugar donde establecerse. Aunque esto parece una terrible persecución, sufrió muchos otros acechos a lo largo de los años, también por el deseo de establecerse como pastor de su pueblo español, lo cual logró solo en el exterior. A estas alturas ya habían muerto carbonizados Juan Perez de Pineda, el hermano de Enzinas y el propio traidor Gaspar Zapata por herejes. Muchos otros también, pero éstos no dejaban de ser caudillos de la traducción bíblica, su cabeza tenía precio.
El primer contrato para la edición de 1.100 ejemplares de la Biblia fue firmado en el verano de 1567 con el famoso editor Oporino, antiguo amigo de Enzinas. Por desgracia para Casiodoro, en el mes de julio 1568 y antes de poder dar comienzo a la impresión de la Biblia, Oporino murió. El enfrentamiento por la desconfianza sobre las ideas de Reina, le impidieron acceder al fondo de dineros reunidos en Francfort por los refugiados españoles. Si bien es cierto que la parte calvinista bregaba por reimprimir el Nuevo Testamento dejado por Juan Perez con las notas originales de Ginebra, también fueron perseguidos por la Inquisición, quemando todas las copias existentes. La orden era confiscar la Biblia protestante impresa en español estuviera donde estuviera.
Actual Basilea
En 1569, Basilea, ciudad suiza ubicada en la frontera con Francia y Alemania. Interviene Marcos Pérez, banquero calvinista quien ya había protegido a Casiodoro, dándole la suma de 300 florines (equivalente al sueldo de tres años de un profesor de Universidad) que sirvieron para cerrar un nuevo contrato con el impresor Thomas Guarin. Vale señalar que tras la aparición de la imprenta, en 1529, la ciudad de Basilea situada en Suiza, se convirtió en un centro editorial sin censura, lo que deja avanzar a Reina.
Este taller de Basilea fue el encargado de imprimir, finalmente, los primeros 2600 ejemplares de la Biblia completa en castellano, confirmado por la ciudad de Basilea quien conserva hasta hoy, en la Universidad, cinco ejemplares entregados por el propio Casiodoro. La impresión, que ocupó durante varios meses una o dos prensas de Guarin, fue terminada probablemente el 24 de junio 1569. La portada con la figura de un oso erguido lamiendo con deleite el panal que pende de un arbusto, da a ella su nombre: la Biblia del Oso. También en la portada se encuentra, tanto en hebreo como en español, el siguiente texto: “La Palabra del Dios nuestro permanece para siempre”. Isaías 40:8.
Fue un convencido de la absoluta e imperiosa necesidad, de que los hombres pudiesen leer y comprender la Eterna Palabra en su propia lengua. Por ese motivo, Casiodoro intentó prevenir a la ineludible prohibición inmediata, haciendo pasar su Biblia como obra católica y respetando el orden de los libros bíblicos según la Vulgata, cuyo Canon había sido recientemente confirmado por el concilio de Trento.
Apenas un año y medio más tarde, el 19 de enero 1571, el Consejo Supremo de la Inquisición se enteró de la impresión y ordenó la recogida de todos los ejemplares que se descubrieran. Finalmente se cambiaron las portadas por las del célebre Diccionario de Ambrogio Calepino a fin de poderlos difundir en España, aunque en muchos casos fue en vano. La muerte sorprendió a Casiodoro el 15 de marzo de 1594, rodeado de sus hijos y de su esposa. Lo curioso es que los inquisidores consiguieron castigarlo, excepto por el hecho de prohibir sus obras. Murió cuando ejercía el pastorado en Francfort, lo que antes había hecho en Ginebra, Londres y Amberes (Bélgica).
La Corrección de Valera
Cipriano de Valera, llamado “el hereje español” escribía con gran soltura y fecundidad. Publicó una traducción de las instituciones o catecismo de Calvino. Él y otros audaces luteranos tenían como objetivo su propio país; trataban de introducir la Palabra de Dios en castellano a España.
Continuando la historia de la “Biblia romance”, en realidad, lo que Valera con su nueva edición pretendía, no era sólo suplir a la falta de ejemplares, reimprimiendo la ‘translación’ que su antiguo maestro Casiodoro (‘movido de un pio zelo de adelantar la gloria de Dios y de hazer un señalado servicio a su nación’) sino que trataba de terminar de una vez por todas, con el hecho vergonzoso, de tener que servirse de una Biblia – que tanto en el orden de los libros como en las anotaciones teológicas marginales- no correspondía exactamente a las Biblias oficiales de la Reforma.
Verdad es, que al salir la Biblia de Casiodoro, los pastores de Ginebra examinaron la traducción minuciosamente. Y cierto es también, como se puede leer en el informe oficial de Niccoló Balbani de 10 de agosto 1571, que los mismos pastores, no encontraron absolutamente nada de reprochar a la edición, sino un insignificante error tipográfico en Génesis I 27.
Valera, hacia 1580, en Londres, se puso por su cuenta, a revisar la Biblia de Casiodoro, quien por entonces le era sospechoso: por sus ideas pasadas y por su oficio de pastor de la iglesia luterana. Pero para evitar la acusación de comportarse como un plagiario, Valera esperó hasta la muerte de Casiodoro, acaecida en Francfort el 15 de marzo 1594, por problemas de salud, y publica en 1596, en Londres, una edición ‘propia’ del Nuevo Testamento.
La Biblia de Cipriano de Valera, publicada 33 años después, en 1602 y en Amsterdam, incluye el orden de los libros al canon reformista, que es en realidad el canon hebreo-cristiano, y añade notas siguiendo especialmente las notas de las Biblias de Ginebra.
Él escribió que los conquistadores europeos se preocupaban más en América por sus intereses personales, que por la fe, y que para enriquecerse robaban y mataban a los nativos, “personas por las que Jesucristo murió”. Fue perseguido por la Inquisición, aunque al final salió ileso. Su muerte se estima alrededor de 1606.
No cabe duda de que las conquistas de los objetivos de ambos se sostuvieron por la fe en Dios, la determinación, la persistencia y la valentía. Reina resulta ser el luchador y traductor indiscutible, quien aun peleando con una enfermedad, termina la primera impresión; y Valera es el revisor oficial y guardián de la Reforma protestante de su época.
Datos curiosos
En 1625, Enrique Lorenzi hizo la nueva edición del Nuevo Testamento de Valera sin modificación alguna. Dos siglos después sociedades Bíblicas comenzó a imprimir el trabajo de Valera en lo que hoy conocemos como la versión Reina-Valera, de la que se han impreso enormes cantidades.
La versión de Reina-Valera es hasta hoy la más usada por los cristianos de habla hispana. Ha sido durante siglos la única traducción en español asequible, y fue reconocida aún por los católicos, como superior a las dos versiones suyas, la versión de Scío (1793), y la editada por Torres Amat (1825, traducción de José Miguel Petisco), ambas más tardías y únicas hasta tiempos muy recientes.