Cuando prendemos la radio con el objetivo de escuchar un programa, podemos oír fragmentos de voces mientras buscamos sintonizar nuestra estación preferida. Son voces que cantan, anuncian un producto o espectáculo; voces que dan noticias y nos informan sobre lo que sucede a nuestro alrededor. La voz, que es un medio de comunicación y de expresión humana de emociones, risas y llantos, se propaga por el aire. Esas voces vienen de diversas personas que están en diferentes lugares, cerca o muy lejos nuestro.
En este ciclón de voces hay una capaz de callar el miedo, disipar los malos pensamientos, y hacer que el más afligido encuentre confianza y paz. Esa voz en especial, tiene el poder de restaurar vidas y parte de una sola Persona. Mientras algunas voces tienen el poder de abatirnos entristecernos, desanimarnos y debilitarnos porque las dejamos entrar en nuestro corazón, esta puede hacernos llegar a donde no imaginamos. La Palabra de Dios es Su voz preciosa. Ella nos estimula a mirar hacia adelante y avanzar determinados rumbo a nuestros objetivos, que, establecidos de acuerdo con ella, se alcanzan gradualmente.
Este es un libro sobre fe; sobre la fe sobrenatural que es revelada a todos los que se acercan a Dios, humildes y sedientos por un cambio de vida, de la misma forma como sucedió con la mujer que sufrió con una hemorragia por más de doce años; con el paralítico de nacimiento, aquel que fue cargado en una camilla por sus amigos y colgado a través del techo del lugar en el que Jesús estaba predicando; a Zaqueo, que subió a un árbol para ver a Jesús, pues tenía un gran deseo de conocerlo. Y tantos otros que se esforzaron y sacrificaron en pos de la certeza que tenían de que Él es el Señor.
Los que tienen el espíritu bien nutrido por la Palabra, dejan de lado las dudas y vencen sus miedos. Porque dentro de ellas está el poder de la Luz, el poder de los pensamientos divinos.
Texto extraído del libro “La voz de la Fe” del obispo Edir Macedo