“No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.”
Este extracto de Lucas, capitulo 2, es uno de los más bellos de toda la Biblia. Aunque bastante corto, esta repleto de informaciones y significados al revelar no solo el nacimiento del Redentor en la persona de Jesucristo, como cita el lugar: Belén, la “ciudad de David”, conforme a las profecías que citaban que el Mesías nacería del linaje del segundo monarca del reino unificado de Israel.
La tierra natal del propio Jesús y David fue escenario de otros importantes pasajes de la Palabra. Hoy en el territorio y bajo la jurisdicción de la Autoridad Palestina, es lugar de peregrinación de cristianos, judíos y musulmanes de todo el planeta. Localizado en la región central de Cisjordania, actualmente tiene cerca de 30 mil habitantes, de mayoría musulmana. Queda a 10 kilómetros de Jerusalén, y a 765 metros por encima del nivel del mar. Aunque la administración sea palestina, el control sobe el acceso a la ciudad es de Israel – que construyó un inmenso muro alrededor de la región.
Los primeros indicios de asentamientos en Belén, datan de hace 3 millones de años a.C. (antes de Cristo), por tribus cananeas. Las pequeñas ciudades comenzaron a surgir, incluso Beit Lahama, en homenaje al dios caldeo de la fertilidad, Laham. Los cananeos levantaron en la localidad un templo a él, donde hoy se encuentra la Iglesia de la Navidad (local de nacimiento de Cristo). Diputado por varios pueblos, la ciudad fue tomada por los griegos, que la ocuparon por más de un siglo hasta que fue tomado por los romanos, en el 63 a.C.. Cerca de 3 siglos después, el emperador Constantino levanto la Iglesia de la Navidad en el lugar donde quedaba el establo que srivió de maternidad improvisada a Maria para que diese a luz Jesús.
Belén es citada en varios libros de la Biblia, desde génesis (en ese entonces la ciudad se llamaba Efrata), pasando por Josue, Jueces, Rut, David (en la ilustración) fue escogido por Dios pro medio de Samuel y más tarde coronado rey pro el patriarca, sucesor de Saul. Generaciones y generaciones después, la pequeña ciudad seria palco del cumplimiento de una profecía: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.”
Rut también vivió en la región, como dice su libro en la Biblia. Raquel, esposa favorita de Jacob, quiso ser enterrada en una de las entradas de la ciudad, donde hasta hoy se encuentra su tumba (citado en Génesis 48:7), visitado por muchos peregrinos.
Jose y María Vivian en Nazaret. Con la esposa que ya estaba embarazada de Jesús, conforme les dijo el ángel, el carpintero se dirigió a Belén, volviendo después a Nazaret, donde el niño crecería.
Conforme cuenta Mateo, el rey Herodes, consiente de la profecía, temía que su trono fuese tomado por el “nuevo rey”. Cuando escuchó los rumores de que el Mesias ya había nacido, ordenó que todos los niños de hasta 2 años fuesen ejecutados en Belén y en los alrededores. Jose, alertado en suño por Dios, huyo hacia Egipto con su esposa y el bebe, y volvieron después de la muerte de Herodes.
“Casa del Pan”
Varios pueblos tomaron la ciudad a lo largo de los siglos, constantemente destruida y redificada. Hoy es un lugar turístico de tres culturas diferentes (cristianos, musulmanes y judíos). Centenas de visitantes ocupan las calles en Navidad. Con una estructura moderna para la región, en su entorno aun se ven pastores de ovejas y cabras como en los tiempos bíblicos, e importantes sitios arqueológicos en la zona urbana y rural.
Con respecto al origen del nombre, en homenaje al dios pagano, Beit Lehem, en hebreo significa “Casa del Pan”. Bastante apropiado para ser la cuna de aquel que más tarde, seria conocido como el “Pan de Vida”.
[related_posts limit=”7″]