Algunas personas comienzan a pensar en lo que hicieron en todo el año. Buscan la lista de prioridades que escribieron a principio de año y notan que nada de eso se logró, o que todo se dio en partes.
Algunos se ponen tristes, se encierran en pensamientos negativos, se desvalorizan y se sienten culpables por haber dejado pasar un año entero sin realizar sus sueños. Sin embargo, ¿de qué sirve ponerse triste? ¿El tiempo regresará para que los hechos cambien? Claro que no.
Otros saben que el tiempo no regresa y no se eluden pensando que todo podría ser diferente, porque realmente creen en el siguiente versículo: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28
Mejor que quejarse de lo que no sucedió es agradecer por todo lo que sucederá. Es mirar hacia atrás y observar cuánto creció como ser humano, cuántas experiencias vivió, e imaginar cuántas están por venir.
“Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.” 1 Corintios 2:9
Un ejemplo de quien vivió malas experiencias, pero que no dejó de creer en lo mejor de Dios es la vida de Job. Un hombre que perdió todo, sin embargo, continuó hablando del nombre de Dios y su vida fue restaurada y aumentó al doble todas las cosas que habían sido suyas.
La adversidad esconde a la fe
Cuando una persona se da cuenta de que pasó todo el año sin realizar lo que deseaba, viene la tristeza y, entonces, no se acuerda de la fe. El resultado de estar tan decepcionada consigo misma es olvidarse de que está en las manos de Dios, que todo sucede de la manera y cuando Él lo permite.
Job también pasó por eso al ver a su familia destruida. Lloró por 7 días y después maldijo el día en que nació (Job 2:11-13 y 3:1-26).
Él le reclamó a Dios, diciendo que nunca desanimó y que no entendía por qué le sucedían tantas cosas malas. Y quizás esa sea la principal pregunta de algunos cristianos. ¿Por qué a mí? Siempre fui fiel y serví al Señor. ¿Por qué?
Quizás porque Él quiere que usted aprenda con las adversidades, con las dificultades. ¿Acaso usted ha reclamado más de lo que ha agradecido?
Reprensión para tener fe
Y, ¿cuántos vienen a usted de debilitados por los problemas y las culpas e intentan advertirle? Usted se autoflagela con sus culpas, pero no logra ver el accionar de Dios en nada, cuando llega un amigo, una persona estimada y lo alerta sobre lo que está sucediendo.
Los amigos de Job también lo criticaron al verlo reclamándole a Dios, maldiciendo su propia vida. Ellos se esforzaron en hacerle ver el otro lado de toda la tragedia, destacando el amor de Dios y Sus propósitos (Job 4 y 5).
Preste atención a lo que dicen sus amigos, ¿será que nada de eso es verdad?
Justificándose a sí mismo
Cuando ve que todos a su alrededor tienen una opinión diferente de la suya, la primera actitud es justificarse. Eso sucede porque cuando se mira esa lista de deseos y observa que muchas cosas dependieron solamente de usted, pero que, infelizmente, dejó de dar un paso más, dejó de tener fe.
Los capítulos 6 y 7 del libro de Job son solamente de justificaciones de sus reclamos. Él tenía en la punta de la lengua sus sentimientos contra Dios y lo que Él hizo. Quizás sea eso que hace cuando lo que se ve no condice con la fe que sale de su boca.
Confesando la justicia de Dios
Solamente después de oír a uno de sus amigos hablando de los hechos de Dios y haciéndolo reflexionar sobre todo lo que terminaba de decir y sentir, Job reconoció Su justicia (Job 8 y 9).
¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que usted se concientice de que los hechos de Dios son las mejores cosas que podrían haber sucedido? ¿Hasta cuándo va a quejarse? ¿Hasta cuándo va a lamentarse?
Pare y vea. El año de 2012 fue lleno de grandes bendiciones, milagros y conquistas. Y, si fuere capaz, podrá entender que todo lo que sucedió fue mucho mejor que aquella lista de deseos, pues Él sabe qué es lo mejor para cada uno de nosotros.
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2