En las últimas décadas, se produjeron cambios profundos en torno a la “idea colectiva” de lo que “debía” que acontecer en la vida de las personas al llegar a determinada edad biológica.
Por ejemplo, dos generaciones atrás, era esperable que a los “veintipico” el joven ya estuviera recibido o con el rumbo laboral concretado, casado, viviendo sin los padres y, mejor, con hijos o en la espera de ellos.
Pero, ¿qué es lo particular de los jóvenes de 30 en los tiempos que corren y por qué produce crisis?
“Lo primero es que frente al cambio de década siempre hay un interrogante. Y la década de los 30, en esta época en la cual estamos viviendo, es difícil por varias razones”, explicó la Lic. Esther Any Krieger, psicóloga, coordinadora del Capítulo de Psicoanálisis y Patologías Actuales, perteneciente a la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
“A los 30, si el joven no se fue de la casa de sus padres va a emprender la tarea de construirse un propio lugar en el mundo. La consulta es el trabajo, el futuro, la novia, el novio, pero lo que se ve debajo de estos cuestionamientos es el irse de la casa de los padres, lo que se da entre los 26 y los 30”, explicó Krieger.
La psicóloga puntualizó que lo característico de los tiempos actuales es que “ahora las décadas están corridas en el tiempo: lo que hace 30 años pasaba a los 20, hoy pasa a los 40. A los 20 había que irse casado y se tenían hijos entre los 20 y los 30. Hoy se piensa en tener hijos cerca de los 40, se corrió 20 años la problemática humana”.
Sentirse viejo
Otra de las características “modernas” que acompañan lo anímico de esta década es el “sentirse viejo”. “Esto ocurre porque ha habido un cambio en los ideales que hoy son dos: el dinero y la juventud. Lo que vale es ser lo más joven posible y lo más exitoso económicamente posible. Se han caído otros ideales como el amor, la solidaridad, la patria, la justicia, el bien común, la familia”, dijo Krieger.
A nivel del marco teórico, la especialista señaló que “hay que replantearse hasta dónde llega el discurso impuesto que se escucha en determinados niveles. El problema es que existe una codicia sin límite por la caída de función paterna. Cuando el padre era tutor de la ley, había una regulación en relación con el deseo de los individuos. Pero se ha ido perdiendo ese lugar: ya no regula el padre, regula el mercado”.
Madurar
La madurez es un proceso constante por eso no hay porqué dejar todo para último momento y esperar los 40, 50 o 60 años para tomar grandes decisiones. No necesariamente una persona de 30 toma mejores elecciones que una de 20 o peores que una de 40. Lo que no podemos hacer es postergar nuestras decisiones, y dejar las elecciones para más tarde, usando la inmadurez (y búsqueda de la madurez) como excusa.
“No es la edad que lo que va a determinar madurez, sino el conjunto de valores de la persona, su fe y experiencias a lo largo de la vida, eso sí direccionará sus elecciones.” acalaró Yara Kilsztajn, psicoterapeuta y orientadora profesional.