En los años recientes la economía argentina ha conseguido elevar significativamente el aumento del rendimiento total en el uso de los factores que intervienen en el proceso productivo de bienes y servicios. Resultó el segundo más alto en una comparación internacional que hicieron los técnicos del Banco Central.
De un promedio histórico de alza de 1,07% interanual acumulativo, entre 1992 y 2010, se pasó a un ritmo de mejora de la relación entre el PBI y el empleo, es decir del ingreso nacional promedio por habitante, en pesos constantes de 1997, de 5,45 por ciento.
En el caso de la industria nacional, los últimos datos difundidos por Indec dieron cuenta de una aceleracón de la tasa de aumento de la productividad de la mano de obra de un rango de 1 a 5,5% entre fines de 2008 y comienzos de 2010, a un ritmo de más de 10% interanual en los pasados tres trimestres.
A partir de semejante mejora, fue posible el salto del salario medio de la economía, aunque en una propporción claramente inferior a la que resulta del cálculo a partir del dato de inflación oficial del orden de 10% anual.
Es que según el ex presidente del Banco Central y diputado nacional, Alfonso Prat Gay, “ni los sindicalistas son unos genios, ni los empresarios Carmelitas Descalzas”, para consensuar aumentos de remuneraciones que superaron en varios casos más de 20 puntos porcentuales a la variación del Índice de Precios al Consumidor.
“El cambio en los precios relativos originado en la devaluación de la moneda en 2002 y la existencia de un tipo de cambio competitivo favoreció a elevar la productividad mediante la inversión en desarrollo humano y en nuevos equipos”, explica la autoridad monetaria en el Informe de Inflación correspondiente al segundo trimestre.
No obstante, advierte el trabajo que “a pesar de ello, aún persiste una importante brecha en la productividad con respecto a los países de frontera que debiera seguir reduciéndose para elevar la capacidad productiva de la economía y asegurar la tendencia de crecimiento a largo plazo”.
Atribución al cambio de modelo
Tomando como medida de productividad al PBI a precios constantes en relación a la cantidad de ocupados, se observa que durante la década del noventa no presentó una tendencia uniforme. Mientras que en los primeros años creció levemente, hacia mediados de los noventa exhibió una marcada disminución.
Sin embargo, “el actual ciclo expansivo es caracterizado por un cambio en la dinámica de la productividad. En particular, acumuló un incremento de 40,9% desde el año 2004 hasta el 2010, superando al máximo previo de la serie alcanzado en 1998”, muestra el Informe del Banco Central.
Según el estudio, “las ganancias de productividad obedecieron a una sustitución entre los factores, con una acumulación del capital y una destrucción de los puestos de trabajo”.
Concluye el trabajo que “la diferencia más significativa con la década del noventa, que permite explicar el mayor aumento de la productividad de la economía, reside en el liderazgo de la producción de bienes transables y en el incremento de la apertura comercial en un contexto de mayor competitividad precio”.
Sin embargo, no son pocos los economistas del sector privado, que consideran que la estadística está sesgada por el efecto de la pérdida de credibilidad del Indec.