¿Quién en los días de hoy es capaz de dar a su hijo para que muera por alguien? Parece imposible que eso suceda, y quizás lo sea a los ojos humanos, pero sucedió hace más de 2 mil años.
Dios entregó a Su Único Hijo, Jesús, para que muera en la cruz por los pecados de la humanidad, que, muchas veces, ignora ese acto de amor.
Esa actitud de por si ya dice muchas cosas: si Él entregó a Su Único Hijo para que la humanidad no tenga muerte eterna, ¿alguna cosa o alguien podrá impedir Su gran amor por cada uno de nosotros?
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;?somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 8:31-39
¿Dónde está el amor de Dios en la actualidad?
¿Qué hemos hecho para que el amor de Dios sea visto en nosotros? ¿Estamos más preocupados con los problemas del día a día que con la persona que está a nuestro lado?
Nada puede ni debe impedir que el amor de Dios llegue a otra persona. Por eso, cada abrazo, cada gesto y cada palabra es de gran valor, aunque tengamos distintas situaciones que resolver ¿O no podemos amar al prójimo sin pensar en nuestra vida personal?
¿Qué sería de la humanidad si Dios piensa solo en Él y en la dificultad de dar a Su Hijo para que muera en la cruz por todos? ¿Hemos pensado en el otro? ¿Hemos demostrado el amor de Dios? ¿Hemos amado al prójimo?
Quien no limita la acción de ese amor supremo vive milagros. Quien es capaz de dejar sus deseos de lado para realizar los deseos de Dios tiene su galardón.
El amor de Dios puede todas las cosas, hasta movilizar a otras personas para bendecir, aunque no sea para sí misma. El Señor nunca falla, Su amor es soberano y nada es capaz de detenerlo.