En cierto tiempo, el pueblo de Israel comenzó a prostituirse con las madianitas – entre ellas Cozbi -, al punto de sacrificar y adorar a otros dioses que ellas servían (Números 25:1-2).
Viendo todo eso, el Señor se enfureció con el pueblo de Israel y ordenó que se matara a todos aquellos que se postraran ante otros dioses y se prostituyeran con las madianitas (Números 25:3-5).
Cuando Moisés y toda la congregación lloraba por el pecado del pueblo, llegó un hombre de los hijos de Israel con Cozbi delante de todos. Por esa ofensa, Finees se levantó, tomó una lanza y mató al hombre y a la mujer madianita (Números 25:6-9).
Confrontando a Dios
¿Cuántas son las personas a las que les gusta y hacen algo a propósito para provocar un escándalo? Piensan que faltar el respeto es un acto de coraje. Tremendo engaño.
Esa actitud enfureció a Dios y a todos los que estaban delante de Él, disconformes con los pecados del pueblo. ¿Para qué esa mujer fue en medio de todos?
Quien confronta a Dios trae muerte para los que se involucran con el pecado, que piensan que son osados y corajudos por hacer lo que es contrario a Su voluntad, pero, en realidad, están trayendo maldición sobre su propia cabeza.
Necesitamos ser ejemplo de obediencia, sumisión y amor al prójimo y no de ofensa, de desobediencia y de pecado. Es necesario honrar el nombre de Dios y no causar escándalo, para que la ira del Señor no recaiga sobre nosotros.