La última vez que lloramos no fue al recibir la noticia del nacimiento de un sobrino o nieto, ni tampoco cuando discutimos con nuestra pareja, sino que ocurrió cuando mucho hace seis segundos, durante el parpadeo más reciente. Estas lágrimas, llamadas basales, son las más comunes en la vida del ser humano (aparecen 250 millones de veces durante la vida) y son también las que poseen mayor concentración de sales y antisépticos.
Los científicos han determinado que este tipo de lagrimeo aparece durante los últimos meses de vida fetal, cuando el ojo se ha formado, y que las segregan casi todos los anfibios (ranas, sapos), reptiles (cocodrilos, serpientes, iguanas), aves (palomas, tucanes, halcones) y mamíferos (cebras, lobos, leopardos y seres humanos).
Alguna vez hemos escuchado la frase “lágrimas de cocodrilo”, sin embargo la biología tiene una explicación que divide el llanto del lagrimeo animal. Conózcala.
Los cocodrilos son animales que lloran mucho. Sin embargo, a diferencia de los humanos éstos animales lloran por necesidad. Según un grupo de investigadores, el reptil tiene la necesidad de segregar lágrimas para mantener húmedos sus ojos. Es por eso que cuando sale del agua se lo ve llorando.
Las famosas lágrimas de cocodrilo son una secreción acuosa que mantiene húmedos los ojos del animal, fuera del agua, pero no tienen nada que ver con el llanto. El lagrimeo se debe a que las glándulas salivales y las lacrimales de este animal están situadas muy cerca unas de las otras y por eso, se estimulan constantemente.
Muchos investigadores estudiaron durante años “el llanto” del cocodrilo sin descubrir lo que se sabe hoy, que la ubicación tan próxima de ambas glándulas provoca que al animal llore mientras come. Por esta razón cuando el animal mueve la mandíbula sus ojos segregan gotas.
En el intento de explicar todo eso se dio lugar a pensar que el cocodrilo “lloraba” por haber comido a su presa, de lo cual derivó la expresión lágrimas de cocodrilo, con la que se alude al dolor fingido de alguien ante cualquier suceso desgraciado, dolor que no es tomado en serio la persona que lo expresa.