La verdad es el acuerdo con lo que es real o exacto. En la Biblia, el Señor Jesús es la personificación de la verdad, como Él mismo se autodefinió. “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” Juan 14:6
La verdad jamás puede ser escondida. Ni el tiempo consigue encubrirla; es como el aceite en el agua: está siempre separado, no se mezcla. Durante un breve período de tiempo hasta puede parecer que tiene la misma sustancia de otros elementos en los cuales está sumergida: pero, tarde o temprano, fluctúa, asume su posición y aparece, de acuerdo como el mismo Señor afirmó: “Así que no los temáis, porque nada hay encubierto que no haya de ser descubierto; ni oculto que no haya de saberse.” Mateo 10:26
Así es la verdad. Una vez conocida, no admite medias tintas. No existen medias verdades. Hay personas que están de acuerdo que la media verdad, muchas veces, es peor que la mentira.
Cualquier pecado que se comete está fundamentado en la omisión de la verdad. Normalmente, al cometer un pecado, la persona, de antemano, ya preparó una mentira para esconderlo. Por eso mismo, el Señor Jesús nos hace una seria advertencia, cuando reprendió a los judíos diciendo: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, pues es mentiroso y padre de mentira.” Juan 8:44
Por lo tanto, si el cristiano tiene el carácter de Dios, entonces su palabra es como la de su Dios, es decir, la verdad. Pero si el cristiano se mueve y pronuncia la mentira, entonces ya no tiene el carácter divino, sino que es diabólico, porque él satisface los deseos de su padre, que es el diablo.
La verdad es como Dios, proviene de Él y está en el carácter de Dios. He aquí, entonces, la razón por la cual muchas veces el Señor Jesús usó la expresión: “En verdad, en verdad os digo…” Por otra parte, la mentira es como el diablo, proviene del diablo y está en el carácter del diablo, debido a que la humanidad vive en la mentira, satisfaciendo de esta manera a su emperador de la mentira. El Espíritu Santo declara que: “La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad…” Romanos 1:18
“Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” Romanos 1:25
La verdad es también la base de la armadura que Dios nos ha otorgado, para que podamos vencer en los principados y potestades espirituales del mal; ella es la firmeza del carácter divino, donde están asentados todos los demás componentes de la armadura completa de Dios; de acuerdo con Efesios 6:14 dice: “Estáis, pues, firmes, rodeados con la verdad y vistiendo la coraza de la justicia.”
Cuando el Señor Jesús dijo: “Pero sea vuestro hablar: ‘Si, si’ o ‘No, no’, porque los que es más de esto, de mal procede. Mateo 5:37
Naturalmente que en este consejo está la esencia de una actitud cristiana genuina, pues se encuentra una definición del comportamiento del seguidor del Señor Jesucristo. Resulta obvio que en un mundo increíblemente injusto, donde se busca aparentar algo que realmente no es, la hipocresía se ha extendido aún dentro de la iglesia cristiana, ya que las personas están buscando a cualquier precio asumir posiciones de relieve, sin preocuparse por la vida espiritual; y por eso mismo fingen, mienten, engañan, dicen medias verdades, es decir, están siempre buscando una manera incorrecta para alcanzar sus objetivos.
Se parecen a aquellos estudiantes a los cuales no les interesan los medios que utilizan para pasar a un grado superior, siempre que lo hagan; no tiene, entonces, tanta importancia copiarse.
Desgraciadamente, he visto candidatos a obreros y a pastores que se presentan con el aire más ingenuo posible, aparentando santidad, pero en su intimidad están llenos de engaño. Piensan ellos que el santo ministerio está hecho a base de adulación. El líder espiritual puede en forma fácil engañarse y permitir que esto suceda, pero, tarde o temprano, toda la maledicencia, el engaño y la mentira aparecerán, porque el mismo Señor ya determinó: “Nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto…” Mateo 10:26
Texto extraído del libro “Carácter de Dios” del obispo Edir Macedo