Unas semanas atrás, el 7 de enero, Israel conmemoró 155 años del nacimiento de Eliezer Ben-Yehuda, el lingüista responsable de la creación de lo que hoy se conoce como hebreo moderno. A la conmemoración se unió un movimiento judío por la preservación de la lengua hebrea dado estos tiempos de globalización, donde muchas de las culturas locales pierden sus elementos, debilitándose día tras día. Hace 3 años, el gobierno israelita aprovechó el aniversario de Ben-Yehuda para crear el Día Nacional del Hebreo.
Nacido en 1858 en tierras del Imperio Ruso, en el actual territorio de Bielorússia, Ben-Yehuda fue educado en una yeshivah (escuela para la enseñanza de la Torah y del Talmud) y soñaba ser rabino algún día. No pasó mucho tiempo hasta que el pequeño descubrió un gran interés por el aprendizaje de la lengua hebrea en libros antiguos. En seguida, fue a una escuela rusa. A los 19 años, encantado por el ideal de restauración de la nación búlgara (Bulgaria estaba a pocos años de ser independiente), alimentó la idea de que el pueblo judío también tenía el derecho de tener su propio país y su propia lengua original, unificadora, después de milenios esparcidos por el mundo bajo la influencia de las más variadas culturas e idiomas.
Los judíos de todo el mundo encontraron en el hebreo, en aquella época, un idioma sagrado, usado solamente para oración y el estudio. El joven Eliezer resolvió que un día debería ir hacia Oriente Medio para implementar su sueño. Sin embargo, anteriormente, fue a París a estudiar medicina. En la capital francesa, hizo la experiencia de conversar solamente en hebreo con otros judíos. En un café, obtuvo su intento con un hombre llamado Mordecai Aleman. Al contraer tuberculosis en 1881, tuvo que suspender el curso, lo que anticipó su regreso a la tierra de sus ancestrales. Al desembarcar con su esposa, Débora, en Jafa, negoció en hebreo con un cambista de dinero y notó que las personas más simples también eran capaces de conversar en la lengua.
Hebreo en la escuela
Poco a poco, Ben-Yehuda conseguía darle forma a su proyecto. Aunque era fluido en ruso, alemán y francés, convenció a profesores y rabinos usar el hebreo en las clases para disciplinas religiosas o seculares. Fue invitado, entonces, a enseñar el idioma hebreo en la Alianza Israelita Universal, en Jerusalén. Su método de hablar libremente y de no usar otra lengua en las clases enseguida dio sus frutos, y los alumnos, en poco tiempo, conversaban en hebreo con naturalidad.
Otros profesores se sintieron seguros y siguieron el ejemplo. Aun así, las dificultades no eran pocas: los docentes de la lengua hebrea todavía eran muy pocos, y los libros en este idioma también eran raros. Pero, poco a poco, esos problemas se fueron remediando, y el uso del hebreo en las escuelas se hizo realidad.
Pero el profesor Eliezer (foto, de 1912) quería enseñar también a adultos. Lanzó el periódico HaTzvi, en 1884, todo escrito en hebreo, con asuntos de interés local y mundial. El nuevo editor y periodista acuñó el título de la publicación como la nueva palabra hebrea para “diario”, y lo utilizó para introducir otras.
La generación de Ben-Yehuda que arribaba a Oriente Medio era como él: joven, bien educada y llena de ideales. Ellos fueron grandes auxiliares tanto en el aprendizaje del hebreo como en su propagación dentro de las escuelas y hacia los niños en su casa. Desde aquella época hasta 1921, la lengua se hizo tan fuerte que el Mandato Británico la reconoció como lengua oficial de los judíos en la región. Un mes después, Bem-Yehuda falleció por complicaciones de la tuberculosis. Desde Paris, comenzó a escribir el “Diccionario Completo del Hebreo Antiguo y Moderno”, sólo terminado después de su muerte, por su hijo y su segunda esposa.
Nuevas palabras
Dentro y fuera de su periódico, Ben-Yehuda inventó miles de nuevas palabras en hebreo para designar objetos como muñeca, toalla, helado y bicicleta, utensilios del día a día no existentes en la época del hebreo arcaico. Muchos de esos nuevos vocablos fueron inspirados en palabras bíblicas, lo que también ayudó a que los textos sagrados fueran entendidos en un lenguaje más moderno.
Sólo que el desafío de Bem-Yehuda continua, aun después de la existencia e influencia del Estado de Israel, en un comienzo de siglo 21 globalizado. La Academia de la Lengua Hebrea, de la Universidad de Jerusalén, preserva el idioma distribuyendo a la población un promedio de 2 mil nuevas palabras por año. Se crean términos que designan, por ejemplo, “e-mail”, “blog” y “SMS”, en lugar de tan sólo absorberlas del inglés e incorporarlas en lo cotidiano, como se hace en la mayoría de los demás países.
Tres lenguas
En Israel, el hebreo es la lengua oficial. El árabe, es el segundo idioma hablado en el país. A raíz del Mandato Británico (y de la influencia de los Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial en adelante), el inglés está bastante presente en lo cotidiano, éste se encuentra en placas y documentos. Son bastante comunes las señales de tránsito, de seguridad o incluso los letreros en los locales y puntos turísticos en las tres lenguas, lo que ayuda bastante a los turistas. Aun así, algunas autoridades municipales intentan quitar el inglés de la señalización urbana, pero eso aun no pasa de ser un proyecto.
Otro uso común es el de términos transliterados del latín en lugar del inglés, como es posible ver en varios puntos de la ciudad, debido a la influencia del largo tiempo del dominio romano, esto se ve en la placa de la Vía Dolorosa, en Jerusalén (foto).
Aun con una lengua renovada del antiguo pueblo hebreo, rescatando su lugar de derecho, otros idiomas aun conviven en armonía dentro del trabajo y el ocio de Tierra Santa y alrededores. Al menos en las palabras.