En la parte sur de los Altos del Golán, en Israel, están las ruinas de la ciudad bíblica de Gamla, en una gran elevación que se asemeja a la joroba de un camello (por eso su nombre, que designa al animal, en arameo). Los arqueólogos concluyeron que ya estaba habitada por israelitas en la segunda mitad del siglo 2 antes de Cristo (a.C.). Fue el principal fuerte del área en la época de la Revolución Judía, cercada por una imponente muralla.
Inicialmente obedientes a los romanos, los habitantes de Gamla se revelaron poco después. Fue una de las pocas ciudades que resistieron el avance del general Vespasiano, aislándose en lo alto del monte. En el primer intento de invasión, los legionarios fueron rebatidos. Vespasiano elaboró una nueva estrategia: sus soldados abrieron simultáneamente varios pozos en la muralla, con fuertes picos hechos justamente para aquella misión y poderosas catapultas, además de ganchos con cuerdas, con los cuales pasaban por encima de los muros. Se abrieron paso y penetraron en la ciudad. Pero los ciudadanos de Gamla atacaron desde los tejados de las casas, arrinconando a los invasores en las calles, matando a muchos de ellos y forzando la retirada.
Recién en el tercer intento los legionarios pudieron entrar nuevamente en la ciudad y vencieron a los hombres de Gamla en el combate cuerpo a cuerpo. Según el historiador Flávio Josefo, más de 4 mil personas fueron masacradas en medio de la batalla en las calles y casas, y otras 5 mil, acorraladas en el precipicio en la zona norte, desde donde fueron empujadas o saltaban. Esa última hipótesis contraría los principios judaicos, que no admiten el suicidio en la mayoría de las circunstancias (aun hoy, los cementerios judíos tienen una parte separada para los suicidas).
Abandonada desde la invasión romana, Gamla fue identificada por arqueólogos en 1889, lo que más tarde fue confirmado, en 1968, cuando los estudios recomenzaron, después de que Israel tomara el área en la Guerra de los Seis Días. Se encontraron sólidas evidencias de la batalla citada: cerca de 100 catapultas, más de 2 mil piedras balísticas lanzadas y más de 1,6 mil puntas de flecha, además de alguno de los picos usados para abrir pasajes por el muro y partes de armaduras de los soldados de Roma.
Hoy, muy cercana a las ruinas, está la Reserva Natural de Gamla, que recibe visitantes de todo el mundo en paseos que reúnen historia, turismo y la observación de especies animales endémicos (sólo presentes en un lugar en todo el planeta). La gran Catarata de Gamla (foto), con sus 45 metros, se destacan en la exuberancia de la naturaleza de la región. Fue erguido un memorial cerca de la ciudad (foto), en honra a los que cayeron defendiendo la ciudad, de las legiones romanas.