El pasado lunes 4 de marzo, el obispo Djalma realizó una reunión especial en la IURD de Montevideo, Uruguay.
Allí, explicó que la vida de una persona tiene que ser completamente diferente a partir del momento que conoce a Dios.
“Imagine a una mujer que desea quedar embarazada y lo logra. Ella prepara todo para el bebé, la ropa, el calzado. El niño nace, pasa el tiempo y los padres esperan que el bebé empiece a caminar, pero el tiempo avanza y el niño no camina.
La indignación de los padres hace que busquen una solución para el problema del niño. Lo mismo sucede con Dios, Él espera que su vida camine, que usted tenga éxito en lo económico, en lo sentimental, en lo familiar, que esté sano, libre espiritualmente, etc.
En el pasado, cuando usted no conocía a Dios y creía en otro señor, era normal que sufriera, que tuviera necesidades, porque, como dijo Jesús, el diablo vino para robar, matar y destruir (Juan 10:10). Pero Jesús vino para que usted tenga vida, y vida en abundancia. Si, hoy, su Señor es Jesús, su vida tiene que caminar.
Usted quizás diga: “mi vida está igual, o peor que antes”, y eso no puede ser posible, porque así como la diferencia entre Dios y el diablo es incalculable, también lo tiene que ser entre la vida que usted tenía antes y la que tiene ahora. Si en su vida no existe tal diferencia, debe nacer en su interior una indignación, para que a través de ella usted use su fe y logre el cambio de vida que desea. Pero preste atención, no sirve de nada estar indignado, usted debe ser un indignado, y demostrar esa indignación a través de una actitud de fe.
Si usted dio su vida a Jesús, Él tiene que darle la vida que vino a traer, que es una vida con abundancia. Usted solo podrá recibirla a través de la indignación.
Teresa y Alice fueron algunas de las personas que dieron su testimonio luego de recibir la oración de fe.
[slideshow id=8]