En la reunión, el Obispo predicó sobre el Ayuno de Daniel: “Muchos hicieron de todo para recibir el Espíritu Santo, pero todavía no ha sucedido nada. En el Ayuno de Daniel dejamos de hacer cosas que no tienen nada que ver con la fe para hacer lo que nos ayuda a llenarnos del Espíritu. En vez de leer diarios, leemos la Biblia. En vez de ver películas comunes, vemos películas bíblicas. En vez de escuchar música o radio, escuchamos la radio de la Iglesia y así con la televisión, las conversaciones y demás. ¿Para qué? Para estar más atentos a la voz de Dios. Teniendo el menor contacto posible con las cosas del mundo, más sensibles estaremos a la voz de Dios”.
Además, muchas personas fueron liberadas y sanadas después de la oración con el Manto Consagrado. Finalmente, todos buscaron la presencia de Dios, entregando sus vidas a Él.