El siglo XXI está marcado por la entrada del mundo online en el mundo real. Y el primer y principal damnificado es el joven, que coloca su alegría, su fuerza, su vigor en cosas que no suman nada, como, por ejemplo, pasar horas delante de la televisión o la computadora, jugando videojuegos, gastando tiempo en las redes sociales, siguiendo publicaciones que faltan el respeto.
¿Qué hacer con esa juventud? ¿Cómo sacarlos del enfoque equivocado y colocarlos en el correcto, mostrándoles cómo usar su juventud de manera positiva, ayudando al prójimo, donando sangre, participando de grupos culturales, paseando en bicicleta, entre otras acciones que movilizan su cuerpo y lo hacen usar su mente a su favor?
“… Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.” 1 Juan 2:14
Hace algunos años veíamos a los jóvenes llenando las calles, gastando su energía con juegos de vóley en grupos, andando en patines, en bicicleta, o solo conversando con los amigos en la puerta de su casa. Los padres no tenían mucho por qué preocuparse, sabían que estaban allí cerca y sabían también, principalmente, quién era aquel amigo y su familia.
Hoy, esa relación de confianza y seguridad es cada vez más difícil. Primero porque la diversión y la relación no se hacen más personalmente, sino en el “mundo online”, un ambiente en el cual no siempre los padres tienen control y acceso. Segundo porque el mundo está volviéndose cada vez más inseguro, violento y sin límites.
Entonces, en el ambiente familiar, se vive la “guerra fría” entre incentivar a los jóvenes a participar de acciones sociales contra la violencia y la falta de seguridad fuera de casa. Es una tarea difícil para los padres, pero no imposible.
Basta que los incentiven, dando el ejemplo de cómo y dónde realizar diferentes acciones. Es de casa que viene el respeto al prójimo, la voluntad de participar de proyectos sociales, de tener amistades saludables. En la adolescencia el hijo muestra lo que vio como ejemplo hasta ese momento en su vida.
Sin embargo, si yo no veo a mi hijo joven teniendo buenas actitudes e involucrándose con las personas correctas, ¿cómo enseñarles en esa etapa? Incentivando personalmente, llevando, mostrando in loco, o sea, participando juntamente con él.
Por eso, es bueno que los padres no pierdan la oportunidad de ser padres y amigos de sus hijos. Esa es la mejor manera de mostrar los límites, los caminos a seguir y los amigos con quienes vale la pena juntarse.
No desista de su hijo, no lo entregue al egoísmo del mundo online. Observe, converse y ore siempre por él, y con él.
“Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma.” Proverbios 29:17
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