Después de realizar el 2º Simposio del Espíritu Santo, directo de San Pablo y transmitido por videoconferencia, el obispo Edir Macedo no descansó. Al contrario, el pasado domingo 28, a las 18 hs., estuvo nuevamente en el Cenáculo del Espíritu Santo de Santo Amaro, en la zona sur de la capital paulista, donde ministró una reunión que también fue exhibida por IURD TV.
Durante el encuentro, el obispo alertó que cuando la persona está muy preocupada por el exterior es porque su interior, ciertamente, está yendo mal. No es que el individuo se abandonará en cuanto al cuidado de su propio cuerpo, esta afirmación se refiere a los que exageran en ese aspecto. “Todos tenemos vanidades, pero cuando hay un exceso, es una muestra clara de que el interior está mal, pero realmente mal. Ya que, cuando se está bien espiritualmente, la persona es fuerte, está lista para guerra, no se angustia porque le salió una arruga o le apareció una verruga, no le importa eso. Sin embargo, cuando está mal, cualquier cosita es motivo para preocuparse por la edad y otras cosas más.”
El obispo también se encargó de destacar que la Palabra de Dios nunca vuelve vacía, pues el propio Señor cela por ella, a fin de que se cumpla en la vida de los que creen. “La Palabra viene al encuentro de su dolor y levanta su ánimo. Cuando absorbemos, ejercitamos y practicamos esa Palabra, tomamos posesión de su espíritu y nos volvemos más que vencedores”, afirmó, leyéndoles a todos el siguiente versículo:
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” Salmos 119:105
Siguiendo la enseñanza sobre la eficacia de la Palabra, el obispo enfatizó que creer en ésta no se trata de seguir una religión o filosofía, sino de una opción de vida. “¿Usted quiere tener éxito? Entonces, fundamente su vida en la Palabra de Dios, no importa si todos a su alrededor despreciarán la Palabra de Dios. Si usted afirma sus pies en ésta, irá lejos, porque Dios no puede dejar de honrar Su Palabra”.
¿Buenos o malos ojos?
Dando continuidad al mensaje, el obispo se ocupó de citar la amonestación dejada por el Señor Jesús, en Mateo 6:22, donde dice: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz.”
Y explicó:
“Si usted se mira al espejo con malos ojos, comenzará a observar sus defectos y se asustará. ¿Cuántas personas, por causa de la vanidad, terminan en el cementerio, por mirarse mal? Cuando la Palabra de Dios habla sobre eso, es para alertarnos con el objetivo de prescindir que invirtamos en nuestro exterior y lo hagamos en el interior”, concluyó. Luego llamó delante del altar, para que puedan recibir una oración, a aquellos que querían librarse del peso espiritual que cargaban, dando lugar así, a la paz proporcionada por el Espíritu Santo.