Siempre hemos insistido en que la fe sobrenatural y la obediencia a la Palabra de Dios caminan juntas. Volvemos a ese tema para recordar que esa obediencia, por la fe, requiere sacrificio. Justamente lo opuesto a lo que algunos zorros andan predicando por ahí, diciendo: “Usted no necesita sacrificar más, usted está en la gracia. Quien sacrifica está en la ley. Esa sí que exige sacrificio, la gracia no exige nada, en la gracia usted no tiene que orar ni ayunar, ni subir montes, ni participar de la Santa Cena, ni bautizarse, ni expulsar demonios, en fin, usted puede vivir como quiera. ¡Puede tomar, fumar, jugar, en fin, está todo liberado! Esa es la verdadera gracia desgraciada. Es exactamente lo apuesto de todo aquello que el Señor Jesús vivió y enseñó, cuando dijo:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…”, (Mateo 28:19).
“Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.” Lucas 22:19
“… y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.”, (Lucas 22:46).
“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios…”, (Marcos 16:17).
Es verdad que esa nueva doctrina de Belial está confundiendo la cabeza de algunas personas incautas. Esa doctrina es demoníaca y, poco a poco, las personas van debilitándose y retomando la vida infeliz que vivían antes. Inclusive, no son pocos los que se están arrepintiendo y regresando a la casa del Padre en busca de una nueva liberación. Pobrecitos, fueron eludidos con el amor de la mujer adúltera, sumado al veneno de la desgracia de la “gracia”.
Es verdad que cuando el Señor Jesús murió en el calvario, en ese mismo día, fueron abolidos todos los sacrificios de animales, ¡pero no los sacrificios espirituales! Estos se mantendrán hasta la prisión de Satanás, cuando tengamos en este mundo el reino del Señor Jesús. Ahora, vea si el sacrificio no es parte de la enseñanza que el Señor le dio a Sus discípulos, cuando dijo:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Mateo 16:24-26
¿Qué tipo de enseñanza es esta? ¿Un camino fácil, largo y espacioso? ¿Acaso la renuncia personal que cada uno de nosotros tiene que hacer para seguir las pisadas del Señor no es sacrificio? ¿Hablar y vivir la verdad, de acuerdo con los principios del Evangelio, en un mundo de injusticia, engaño y mentira no requiere renuncia personal y sacrificio? ¿Acaso las humillaciones por las que pasamos, el llanto, los muchos dolores de la traición y las lágrimas de ingratitud no cuentan como los golpes de sacrificio de nuestro Señor? ¿Será que cada una de las veces, cuando llegamos al extremo de la humillación injusta, debido a la fe, no cuenta como sacrificio apacible y agradable a Dios? No, amigo. ¡No caiga en esa patraña de que no hay que hacer más sacrificio! Es justamente eso lo que el diablo quiere: quiere que usted no haga ningún sacrificio más, porque haciendo así, usted nunca va a conquistar nada, y es eso lo que él quiere. ¡Por lo contrario cuando más se acerca el día del regreso de Nuestro Señor, más sacrificios tenemos que hacer para mantener la fe viva, fuerte y saludable! Pues Satanás sabe que su hora está llegando, y hará de todo para intentar neutralizar la acción de los que anuncian las buenas nuevas a los afligidos. La verdad es que él no puede destruir a quienes son de Dios, por lo tanto busca, a través de los suyos, inducir a los que están en la luz a las interpretaciones falsas de las Sagradas Escrituras. Es así que surgen las faneroses, las predestinaciones, gracia sin gracia, etc. Y todo eso respaldado por algunos versículos sueltos de la Biblia. Y aquellos que han sido convencidos, pero no convertidos a la fe cristiana, terminan encontrando el camino de regreso al infierno.
El sacrificio es la menor distancia entre el querer y el realizar. Caracteriza a la fe sobrenatural como enseñan las Escrituras.
“¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras (sacrificio), y que la fe se perfeccionó por las obras (a través del sacrificio)?” Santiago 2:21-22
Pero alguien dirá: ¡Mira ellos usan la ley! Ahora, cuando nos referimos a Abraham, no estamos incluyendo a la ley. ¡Porque la ley vino con Moisés, y no con Abraham! La justificación de Abraham vino a través de su fe sobrenatural confirmada a través de su sacrificio. Por lo tanto, si alguien desea alcanzar la plenitud de vida abundante prometida por el Señor, tiene que estar preparado para sacrificar. Una gran conquista requiere un gran sacrificio. Ahora, si el sacrificio fue el único camino encontrado por Dios para rescatar a la humanidad, entonces, ¿por qué tendríamos que evitarlo? Solamente los cobardes e indolente huyen de él. Pero aquellos que son de Dios, ¡nunca jamás lo evitan, porque saben que fue, y siempre será el precio de aquello que se quiere conquistar!