La Biblia muestra que Abraham quería tan solo un hijo a quien pudiera abrazar. Alguien que fuese carne de su carne, sangre de su sangre. Ante eso, Dios le respondió: “Luego vino a él palabra del Señor, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.” Génesis 15:4
Cuando Abraham contempló las estrellas, creyó en Dios y vio en cada una a un descendiente. A él le encantó y se maravilló, quedó estupefacto. Eso muestra que el sueño de Dios siempre es mejor que el nuestro.
Abraham quería un hijo, pero para eso necesitaba llevar al altar una fe que tuviera el tamaño del sueño de Dios, el cual era hacerlo padre de una numerosa nación.
Otro ejemplo de abertura de visión se dio también en el Nuevo Testamento:
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.
Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?
Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.
Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.
Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.
Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?
Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy.
Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?
Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista.” Juan 9:1-11
Cuando el ciego estaba frente al Señor Jesús, podría haberle pedido una limosna más, pero no fue eso lo que hizo. Ya que a pesar de tener los ojos físicos comprometidos, los ojos espirituales vieron que estaba frente a quien podría cambiar su situación definitivamente.
Con la cura, no solo dejó de ser ciego, sino también mendigo, ya que su visión fue abierta a tal punto que cambió la condición en la que vivía.
En ese mismo espíritu, el próximo 19 de mayo, obispos y pastores de la Iglesia Universal no clamarán solo en favor de que las personas puedan resolver sus problemas, sino por un cambio total de vida.
Si usted también desea formar parte de quienes van a dejar que Dios realice Su sueño en su vida – después de todo, Él nos ve mucho más grandes de lo que nosotros nos vemos a nosotros mismos – participe en la Iglesia Universal del Reino de Dios más cercana a su domicilio y únase a esta campaña.