Muchos cristianos quieren conocer Tierra Santa. Por ser un viaje poco común, merece ser planeado con anticipación, lo cual exige atención en un aspecto muy importante: ¿cómo estará el clima en ese país, en el momento del viaje?
Eso facilitará mucho para evitar problemas como vestimenta inadecuada o el agravamiento de problemas de salud, ya que se producen extremos de frío y calor muy diferentes a los que hay en América del Sur, donde las estaciones del año varían respecto a las del Hemisferio Norte.
Los turistas llegan a Israel durante todo el año, pero algunas estaciones tienen más ventajas que otras, dependiendo del visitante. Además del aspecto más obvio, el clima, también es productivo saber más sobre las temporadas turísticas altas y bajas.
Las altas temporadas -las más caras cuando se trata de pasajes, hospedajes y demás gastos- son en verano (a mediados de año), en la Pascua, las fiestas judías de otoño y la Navidad; para muchos cristianos y judíos, festejar tales fechas en Israel tiene un sabor especial, por motivos obvios.
Además, el domingo de Israel es un día útil, ya que el feriado de los israelitas cae sábado, cuando cierran muchos estabelecimientos.
Fechas especiales
Durante las fiestas cívicas que caen en primavera (segundo trimestre del año) como la de la Independencia de Israel (14 de mayo en el calendario gregoriano, lo cual correspondería a un día entre abril y mayo en el judío), las solemnidades y conmemoraciones son abundantes, pero los turistas deben prestar atención al hecho de que algunos locales públicos cierran bien temprano o ni siquiera abren.
En primavera, entre abril y mayo de nuestro calendario, Israel celebra durante 9 días las fechas del Día del Holocausto, el Día del Recuerdo a los Soldados Caídos (y víctimas de atentados) y de la Independencia. En ese período, hay muchas ceremonias y eventos especiales. En ambos días, las sirenas, usadas usualmente como alarma de ataques aéreos, suenan en todas las ciudades. Los habitantes dejan lo que estuvieran haciendo y permanecen en silencio durante el sonido de los aparatos en señal de respeto. Los que pueden, se mantienen de pie – hasta el tráfico es interrumpido, con los ocupantes también de pie, dentro de los ómnibus y trenes, o en plena calle si estuvieran en vehículos menores, como autos y motos (véalo en el video anexo).
El Yom Kippur es el día más sagrado del calendario judío. Los aeropuertos cierran. En las áreas ocupadas por judíos, las empresas de comercio, servicios y entretenimiento bajan sus puertas. Por costumbre local, nadie conduce. Por eso, no se sorprenda si viera a los no adeptos del judaísmo paseando en plena calle libre de automóviles, al igual que a los ciclistas.
Volviendo al tema del clima, Israel tiene estaciones bien definidas, como ya lo dijimos. La primavera y el otoño ofrecen las mejores temperaturas, obviamente, con lluvias ocasionales con temperaturas alrededor de 20 grados en el centro y el norte del país. El sur acostumbra ser mucho más caluroso. Entonces, el viaje a Tel Aviv y Jerusalén, dos de las ciudades más visitadas, será de mucho provecho en esas estaciones.
En el frío
El período de invierno, entre diciembre y enero, obviamente es el más frío y húmedo, con pesadas y frecuentes precipitaciones – lo que le permite a algunas regiones del país un verde más rico al final de la fase invernal e inicio de la primavera, cuando las flores silvestres son abundantes (foto) – incluso cuando en las zonas que tienden a ser más desérticas.
Si fue en invierno, no significa un viaje perdido. Aun con el avance de la nieve y las fuertes y heladas lluvias en algunas áreas israelitas, hay mucho que hacer y qué ver – aunque sea bueno, los turistas más sensibles al frío evitan ese período. La visita a los museos continúa siendo interesante, al igual que shopping centers y centros culturales en edificios cubiertos.
El frío es relativo a la localidad. Tel Aviv no es tan fría, la temperatura ronda entre los 15 y casi 20 grados celsius. Mientras tanto, Jerusalén y otras ciudades más altas son mucho más frías, especialmente al caer la noche, claro – motivo por el cual es recomendable para los turistas desprevenidos llevar ropa de abrigo, aun cuando la temperatura durante el día no sea tan baja, para que el frío del final de la tarde no los tome por sorpresa en la calle-. Vale recordar que hay inviernos más y menos fríos, pero el último fue uno de los más rigurosos de las últimas décadas en todo el Hemisferio Norte.
La nieve del Monte Hermón, al norte del país, convoca a los adeptos de los distintos deportes de invierno, como está comprobado por el gran número de visitantes y estancia del esquí local. Quien quisiera evitar temperaturas más altas en esa época debe rumbear hacia el sur, en ciudades como Eilat, sobre las márgenes del Mar Rojo (foto).
Llegó el verano
A mediados del año gregoriano, el tiempo es muy caluroso, pero, al contrario del Hemisferio Sur, está libre de lluvias. Abundan los eventos de día al aire libre (cuando es una óptima medida usar un buen filtro solar, estando en la playa o no, ya que la incidencia de los rayos es mucho más intensa de lo que estamos acostumbrados en buena parte de América del Sur) y por la noche. La temperatura diurna está entre los 30 y 33 grados Celsius. En Jerusalén, aun en verano, es bueno usar un abrigo liviano (un suéter o buzo) al caer de la tarde y para salir por la noche, pues la temperatura cae bastante. En la ya citada y playera Eilat, el calor es mucho más fuerte, con unos 40 grados Celsius y, aun con la presencia del Mar Rojo, el aire tiende a ser seco. En lugares como Tiberíades, sobre la margen del Mar de Galilea (foto), la temperatura a la noche es mucho más amena, y los paseos en primavera y en verano son agradables a cualquier hora.
En días calurosos actuar como los israelitas es bastante interesante: llevan un recipiente con agua durante los paseos, para evitar la deshidratación. No espere sentir sed para beber.
Esos son apenas algunos de los consejos para quien planea conocer o regresar a tierra Santa. Siempre es recomendable preguntar todo lo que fuera necesario en las agencias de viaje sobre las estaciones más adecuadas a su perfil para estar en el importante escenario de acontecimientos de la Biblia y, de ese modo, evitar mayores sin sabores que podrían sobrevenir por la simple falta de información.