La Biblia cuenta en Génesis 18:16-33, que Dios había decidido destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra, porque estaban llenas de personas que se habían entregado a todo tipo de práctica pecaminosa contra Dios.
A través de mi fe en Jesús, Dios me mira con ojos especiales, así como a todas las personas que manifiestan la fe en Él. No todos son hijos de Dios, solamente aquellos que han aceptado y creído en el Señor Jesús con una fe práctica, como la de Abraham. Si usted tiene esa fe, Dios lo mira con ojos especiales, lo trata de forma especial, lo separa del resto.
Dios, al igual que hizo con Abraham, pasa información privilegiada a sus hijos, da Su visión, no esconde ni encubre lo que está por hacer. Él quiere continuar en usted el plan que inició con Abraham.
Quizás usted se ve como uno más en la multitud, pero los ojos de Dios están en usted, porque es valioso para Él; Dios tiene un gran plan para manifestar en su vida.
Una de las características principales de Abraham era su justicia, su forma de ver las cosas y de tratar a las demás personas, empezando por su esposa. Él no tomó a otra mujer, a pesar de la esterilidad de Sara, cosa común en su época.
Abraham fue diferente a los demás de su generación y Dios nos llama para ser diferentes. Si usted quiere ser de Dios, debe salir del medio de los injustos, si no es posible físicamente, al menos con su comportamiento. Ser fiel en medio de los adúlteros, honesto en medio de los mentirosos; es tener una conducta ejemplar, es ser justo. Quien es de Dios tiene esa característica en su carácter. No alcanza con tener fe, ni con ser bueno y querer ayudar a los demás. De nada sirve ser muy trabajador, por ejemplo, y por otro lado traicionar a su mujer. Eso es injusto de su parte.
Todo pecado es una injusticia. Cuando usted comete uno, está siendo injusto y es eso lo que lo descalifica para ser una persona escogida por Dios.
Abraham no tenía obras de fe, él no hizo ningún milagro, su única obra fue la obediencia a Dios, su justicia y carácter ante Dios y por eso fue elegido, por Dios, como el fundador de la nación de Israel. Dios está buscando personas como Abraham para revelarse ante ellas, para compartir su visión con ellas.
Quizás usted quiere una vida diferente, pero su conducta es igual a la de los demás, ¿cómo podrá Dios tratarlo distinto a los demás? En este mundo no hay justicia. Ella es una característica de los que son nacidos de Dios.
Dios destruyó a Sodoma y a Gomorra fue porque no había más justicia en ellas. Todos eran injustos, se llenaron de todo lo que estaba en contra de Dios.
Cuando una persona se deja llevar por un sentimiento de injusticia, está rechazando a Dios y abrazando al diablo, que es el padre de la injusticia.
Si usted quiere ser usado, elegido por Dios, mire su comportamiento y elimine la injusticia. No somos perfectos, y nunca lo seremos porque somos humanos, pero debemos vivir mirando a Dios y buscando siempre lo que es correcto.