En un nuevo acto de fe al llevar la Palabra de Dios a los confines de la Tierra, el obispo João Leite, acompañado de voluntarios de la Iglesia Universal de Angola, fue en dirección al desierto de Namibe, en el sudoeste de África, región que limita con Namibia, para hablar del Señor Jesús a miembros de una tribu que vive alejada de la civilización, pero no escondida de los ojos de Dios: los mucubais.
Al llegar al lugar, la pobreza con que nos encontramos es semejante a la que el obispo presenció durante su visita reciente a la aldea de Suazilandia. Muchos mucubais andan descalzos, otros improvisan chinelas para evitar el contacto directo con la tierra seca. Pequeñas casas de paja, conocidas como cubatas, albergan al hombre líder de la familia, a sus mujeres e hijos. La poligamia es el sistema adoptado por la tribu.
“Ellos viven de manera precaria, sin las condiciones para satisfacer sus necesidades básicas. Lo poco que poseen, lo comparten. Las familias que viven en cubatas recibieron la visita de los voluntarios que son parte del trabajo llamado “Ministerio de las Aldeas”, explica el obispo João Leite.
Según el Departamento Nacional de Nutrición del Ministerio de Salud de Angola, con el apoyo de las Naciones Unidas, la miseria es el resultado de la sequía que asola a diez provincias angolanas. Otros factores que agravan la situación son la mala distribución de tierras y la intensa explotación de piedras preciosas.
A pesar de que la pobreza predomina en el lugar, las mujeres de la tribu no prescinden de pequeños detalles para verse lindas. Pulseras, collares y paños coloridos son parte de la vestimenta de todas. Ellas decoran su cabeza con el tejido y, cuando es atados en la cintura, el material se transforma en una falda. En la parte superior del cuerpo, las solteras usan una cuerda atravesada en el pecho para indicar su estado civil. Las casadas, en cambio, usan los cordones encima de los senos, de forma horizontal, para que todos sepan que están comprometidas. Otra curiosidad son los dientes serrados en la parte superior de la boca, modelados de esa forma para identificar a los mucubais.
A pesar de que las tradiciones culturales son tan diferentes, abrieron sus puertas de lona para que los voluntarios de la Iglesia Universal pudieran invitarlos a participar de una reunión especial que se realizaría en el lugar. “Vamos a orar por esa comunidad, pues nosotros creemos que el Dios que estamos presentándoles puede cambiar sus vidas”, destacó el obispo.
Después de la oración, una de las participantes, que no reveló su nombre, dio testimonio porque fue sanada de un dolor que sentía en el pecho.
El pueblo mucubai es conocido por ser corajudo y resistente, a tal punto que sus hombres enfrentan a predadores como leones y leopardos, cada vez que se ven amenazados por ellos.
El deseo de los misioneros, que anduvieron kilómetros para llevar las buenas nuevas de Salvación, es que ese mismo coraje sea usado para defender la fe que les presentaron durante la visita. “La oración más importante de la reunión fue la de Salvación, cuando todos tuvieron la oportunidad de entregar su vida y su alma al Señor Jesús”, destacó el obispo João Leite.
Antes de partir, los fieles de la Iglesia Universal se sorprendieron cuando los miembros de la tribu comenzaron a danzar alegremente, agradeciendo la visita, invitándolos a unirse a ellos en una gran fiesta por el mensaje recibido.
Vea el video de esa visita: