Amaneció en la “Tierra del Sol Naciente” y se podía ver a miles de personas dirigiéndose al gimnasio Green Arena, en la ciudad de Hamamatsu, para participar del evento “Día de Milagros”, realizado por la Iglesia Universal de Japón.
Brasileños, japoneses, filipinos, peruanos, argentinos, indios, personas de distintas nacionalidades estuvieron presentes con el mismo objetivo: recibir el tan esperado milagro.
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Mateo 18:20
Basado en ese versículo, el obispo Marcelo Rocha, responsable del trabajo de evangelización en ese país, comenzó el evento e hizo una pregunta a los presente: “Todo lo que existe hoy comenzó con una visión, su sanidad también comienza con una visión. ¿Usted se ve curado?”
La Biblia cuenta que en Jericó había un ciego llamado Bartimeo. Él cuando escuchó hablar de Jesús, tuvo la “visión” de ser curado por la fe (Marcos 10:46-52). La mujer que sufría con una hemorragia hacía 12 años también tuvo la “visión” de ser libre de esa hemorragia (Marcos 5:25-29). “Así como esas personas tuvieron la “visión” y fueron curadas, de la misma manera, si usted cree, el milagro va a suceder en su vida”, dijo el obispo.
Realizaron oraciones de liberación y sanidad y, naturalmente, los milagros sucedieron. Fue lo que Koji Nishimura, de Tsurumi, contó: “Hacía 12 años que tenía dificultades para caminar, parecía que había algo trabando mi pierna. Después de la oración, puedo andar con normalidad, y hacer lo que antes no podía.”
La filipina Wilma también obtuvo la bendición. “Yo tenía un problema en el corazón y necesitaba tomar 14 pastillas a diario. Vine a buscar la sanidad y, después de la oración me siento muy bien. Creo que estoy curada”, contó.
El obispo invitó a todos los presentes a entregar su vida a Jesús. “Aunque usted haya sido curado y liberado, un día todos vamos a morir. ¿Usted está seguro de su Salvación? Hoy tiene la oportunidad de entregar su vida a Dios.”
Además de los mensajes de fe, oraciones de sanidad y liberación, todos los presentes pudieron alegrarse con presentaciones de teatro y también con un musical de la Fuerza Joven Universal de Japón.
Al final del evento, las más de 1.7 mil personas presentes tocaron el Manto Consagrado y recibieron una cruz con el aceite de Israel.
“Es la primera vez que participo y me emocioné al ver la fe de las personas y que se producían muchos milagros, incluso estaba con dolor de cabeza y fui sanada. Estoy saliendo muy feliz y valió la pena viajar 4 horas para estar aquí”, contó la peruana Carmen Ochowa, que vino de la ciudad de Suzuka.