Es increíble, pero aun hay quien piensa que los pasajes bíblicos son invenciones humanas. La arqueología bíblica, día tras día, prueba que lo que está en la Palabra Sagrada no es ficción.
Muchos creen que la milagrosa salida de los hebreos de Egipto, descripta en el libro de Éxodo, es una pieza literaria de ficción de los israelitas, para fortalecer su imagen. Así mismo, hay quien niega que el pueblo de Moisés fue esclavo de los faraones.
Es un hecho que hoy, buena parte de la historia egipcia no nos es accesible debido a los mismos antiguos egipcios. Varios faraones, simplemente, eliminaron los indicios de la autoría de obras importantes o registros históricos de sus antecesores por varios motivos: divergencias políticas e inclusive envidia, a fin de enaltecer su propia gestión. Buena parte de los registros de la madre adoptiva de Moisés, Hatshepsut, quien gobernó Egipto inteligentemente durante 20 años, fue eliminada por su hijastro y sucesor, el faraón Tutmosis III. Tal odio fue una de las causas de la desaparición del cuerpo de la gobernante durante milenios, inclusive su momia fue descubierta casi sin querer en un depósito del Museo del Cairo, mediante un extenso trabajo de fin del siglo pasado y el principio de este.
Por lo descripto sería comprensible que la mayor parte de la historia del Éxodo, humillante para el pueblo egipcio, fuera destruida por ellos mismos.
Aun así, gracias al incansable trabajo de los arqueólogos, siempre se encuentra algo relevante que aclara lagunas históricas, derrumba mitos y comprueba pasajes de la Biblia.
Registro de las plagas
En Egipto, en 1820, se encontró el Papiro de Ipuur – Ipuwer papyrus en inglés – (foto), con claras alusiones a las plagas que Dios impuso a los egipcios para que los hebreos fueran liberados. El objeto fue llevado al Museo de la Universidad de Leiden, en Holanda – donde está hasta hoy –, y descifrado por el renombrado egiptólogo inglés Alan H. Gardner (1879-1963), quien reveló el contenido del documento, públicamente, en 1909.
El texto se trata de una amonestación hecha por Ipuwer – un sacerdote egipcio – dirigida al faraón de su época, cuestionando sobre las desgracias por las cuales estaba pasando el reino: muertes, incendio de la siembra, muerte de los hijos de las familias egipcias, hambre, sed y la proliferación de los hebreos en el territorio extranjero, quienes se fortalecían cada vez más.
Claras evidencias de las plagas descriptas en el libro de Éxodo.
La prueba para fechar el original del papiro demostró que fue entre la 19ª y la 20ª dinastía (entre 1350 y 1100 antes de Cristo – a.C.) y que se trata de una copia del documento original de la época de las plagas, así lo explica el arqueólogo bíblico brasileño Rodrigo Silva en su libro “Escavando la Verdad”.
El papiro también alude al río Nilo transformado en sangre, a la muerte de los animales y a una gran oscuridad en el reino, como también a los gemidos en general. Otro hecho comprobado en el texto egipcio fue el de las joyas, ropa y otras riquezas que los hebreos le pidieron a los egipcios (Éxodo 12:35-36).
Además del papiro
Otro hallazgo arqueológico de gran importancia muestra a los hebreos entre los egipcios: la Estela de Merneptah (mostrada en la foto anterior), una gran placa de piedra, casi del tamaño de una puerta común, que fuera encontrada en Tebas, Egipto, actualmente expuesta en el Museo del Cairo.
La también llamada Estela de Israel, fue descubierta en las ruinas del templo funerario del faraón Merneptah. Allí, hay pasajes refiriéndose a Israel como un pueblo conquistado: “Los jefes enemigos se postraron diciendo ‘Shalom’”; “Ascalón fue conquistada, Gezer fue tomada (…) Israel fue destruida, su simiente no existe más.”
Sin embargo, Dios le permitió al pueblo hebreo no desaparecer entre los egipcios por segregación o meztizaje, haciéndolos rumbear hacia la Tierra Prometida, como lo sabemos hoya través del Antiguo Testamento y de la arqueología, que una vez más, lo ha comprobado.