Fachada del Cenáculo de Roma
En 1977, el entonces pastor Edir Macedo decidió alquilar un espacio donde había una antigua funeraria, para comenzar a anunciar la Palabra de Dios a los que entraban allá. Si alguien le dijera a los nuevos convertidos, que se apretaban en un espacio diminuto, que en pocos años, la misma fe se propagaría a través de millones de siervos de Dios, en diversos templos de la Universal esparcidos por todo el mundo, tal vez, no lo hubieran creído.
La Universal está a punto de cumplir 36 años de existencia, pero cuando conversamos con cualquier pastor u obispo acerca del trabajo de evangelización que se ha realizado por el mundo entero, siempre, en las palabras de esos dedicados siervos, está presente el mismo objetivo de hace años atrás: mostrar el poder de Dios en toda nación. Y para eso, no se tiene en cuenta si la cultura es diferente, si hace mucho frío o calor, si hay pobreza extrema o riesgos de sufrir persecución religiosa ni política. Lo que vale es superar todos los obstáculos, apoyados en la orden del propio Señor Jesús: “Y les dijo: -Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Marcos 16:15.
Un ejemplo de que el miedo al desafío no forma parte de la Universal es la existencia de templos en ocho ciudades de Italia: Roma, Milán, Florencia, Nápoles, Turín, Mantua, Verona y Siracusa. Además de los trabajos especiales que se llevan a cabo en Catania y Génova. No es una novedad que la Palabra de Dios se está predicando en esa tierra, el trabajo allí, un lugar de fuertísimas raíces católicas, comenzó en 1993.
El obispo Wagner clamando por los fieles
La visión de una fe inteligente, que no necesita emoción ni imágenes para ser eficaz, es una novedad para los italianos, quienes, poco a poco, están siendo alcanzados por estas enseñanzas.
“Italia es un país muy religioso y lleno de tradiciones, por eso los italianos terminan cerrándose cuando predicamos el Evangelio. Muchos tienen en mente la religión católica como única y verdadera. La mayoría se siente conocedora de la verdad. Eso se une al orgullo de la historia triunfante del país en el pasado y a la desconfianza, provocando que muchos vivan de apariencia. Sin embargo, cuando toman conocimiento del poder de Dios manifestándose en sus vidas por medio de milagros, poco a poco, abren el corazón y hacen la diferencia”, explica el obispo Wagner Simões, actual responsable del trabajo de la Universal en el país.
Evangelistas preparándose para ganar almas por las calles de Roma
Adaptación
“Bravo”; “Capisce”; “Va bene”. Quien llegó a ver y escuchar a italianos conversando, si no los conoce, probablemente pensó que estaban peleándose. Eso sucede porque la costumbre de hablar alto y gesticular forma parte de su cultura. Pero eso fue tan solo un detalle al que tuvieron que adaptarse los voluntarios, en los principios de la iglesia en ese país. Otra dificultad también enfrentada por los pastores fue el aprendizaje de la lengua italiana.
“Siempre hubo en nosotros un gran deseo de aprender el idioma rápido, para poder ayudar a las personas que sufren, pero todo tiene su tiempo. tuvimos que tener mucha paciencia, perseverancia y dedicación para comenzar a comunicarnos”, explica el obispo.
Una vez lograda la fluidez del idioma, la etapa siguiente sería vencer la persecución religiosa. El objetivo es ser vistos como una iglesia cristiana y no como una secta, lo cual es un desafío constante. Eso sucede porque muchos creen que aquellos que predican otras enseñanzas fuera de la realidad católica no están agradando a Dios.
Una pausa, durante la Caminata de la Familia
Para mostrar que la intención de la Universal es proporcionar una vida de calidad a quien cree en el Señor Jesús, los voluntarios se esfuerzan al máximo para ser comprendidos, y eso exige diferentes tipos de abordajes durante las evangelizaciones y orientaciones. “Yo tuve que cambiar mi forma de comunicarme, ser más tolerante respecto a los consejos, claro, sin aceptar jamás el pecado, sino siendo más paciente, hasta que entiendan lo que quiero decir y quieran cambiar. Nosotros tenemos una visión muy diferente a la del mundo y eso es lo que queremos trasmitirles a las personas, la visión que viene de Dios”, destaca el obispo Wagner.
Quien es salvo, quiere salvar
Esta visión surgió en medio al sufrimiento para la ama de casa Salvatrice Bozzari, de 62 años, y su hija, Claudia Corona, de 24, secretaria, ambas italianas (foto).
Salvatrice cuenta que sufría con un problema en la columna que la dejó con un 65% del cuerpo inválido. Para empeorar su situación, también tenía depresión. “Cuando comencé a frecuentar las reuniones, en la Universal, manifesté durante meses con espíritus malignos, pues era víctima de magias”, recuerda.
Los problemas no terminaron en la mamá, se extendieron a su hija, Claudia, que aun siendo joven ya tenía el vicio del alcohol. “Yo estaba llena de problemas en la vida sentimental. No dormía, pues sentía que el colchón se movía. Llegué a pensar en suicidarme”, relata.
A diferencia de muchos, recordar tales momentos, para ellas sirve como testimonio, ya que, hoy, la salud perfecta, la paz del espíritu y la armonía familiar reinan en su hogar, ambas son obreras de la Universal y se salen por las calles hablando de su gran transformación.
El deseo de anunciar lo recibido es una reacción natural de quien fue alcanzado por Dios, ya que, como dijo el obispo Wagner, “quien es salvo, quiere salvar”, y no se detiene ante nada ni ante nadie. “Sin lugar a dudas, por el hecho de haber sido salvo por el Señor Jesús, nació el deseo en mí de salvar. Haber tenido un verdadero encuentro con Dios, recibir el Espíritu Santo – mi bien más precioso-me llevó a querer servir en el altar. Cuando dejamos nuestro país, en mi caso Brasil, para predicar la Palabra de Dios, aun conociendo las dificultades, sabíamos que para quien realmente está en el altar, no importa el lugar o las condiciones que nos esperan. Tenemos a Dios por encima de todo, y Él provee en todas nuestras necesidades.”
Los obreros siempre están listos para ayudar a los necesitados
Otro ejemplo que testifica la palabra del obispo es el de María Elena, de 42 años (foto). Ella superó un pasado de decepciones amorosas y comenzó a creer que podría ser feliz en la vida sentimental, participando de los encuentros diarios en los templos de la Iglesia.
Casada hace 7 años, hoy aprovecha cada momento vivido al lado de su esposo Constantino, con quien participó, recientemente, en la “Caminata de la Familia”, evento promovido por la Universal en todo Italia, para unir a los seres queridos. “Esa caminata fue muy importante para nuestras vidas, ya que sirvió para fortalecer aun más nuestra relación. Conversamos mucho respecto a nuestro futuro y acerca de nuestros ideales. Hoy, somos felices por el poder de la fe”, celebra.
Acciones sociales
Comunidad necesitada recibiendo la donación de los voluntarios de la Universal
Cerrar las brechas por donde se filtra el sufrimiento consiste tanto en la restauración de los lazos familiares a través de acciones como la citada recién, como también en llevar el alimento físico a los necesitados.
Por ese motivo, se entregan constantemente, canastas básicas y ropa a las personas carenciadas del país, al igual que la cooperación que se da a la Cruz Roja italiana, en las Campañas de Donación de Sangre.
El apoyo a los jóvenes no se deja de lado, ya que estudios e investigaciones actuales – como el 45º Censo, del 2007 al 2010- muestran que están siendo los más perjudicados por la crisis económica en Italia, pues ya perdieron casi1 millón de puestos de trabajo, en los últimos 4 años.
Integrantes de la Fuerza Joven preparándose para hacer una donación de sangre
Conociendo esa verdad y para evitar que se desvíen hacia malos caminos, la “Forza Giovani” (Fuerza Joven) promueve campañas contra las drogas, incentiva la práctica del deporte y la cultura, a través de competencias de coreografías y de otras disciplinas; además cuentan con conferencias motivacionales, entre las diversas actividades dirigidas a la juventud.
“Tenemos ese espacio porque sabemos que los jóvenes son el futuro de la nación y de la propia Obra de Dios”, concluye el obispo, sabiendo que el trabajo es arduo, pero que la victoria es inevitable, pues no son sus sueños los que están proyectados en Italia, sino el sueño del propio Dios.