“Hubo un día, una única chance de predicar el Evangelio y de hacer lo que queríamos hacer, lo que nos gustaba hacer.”
Esa frase marcó el mensaje del obispo Edir Macedo transmitido el pasado miércoles 19 para miles de personas que participaban de la programación de IURD TV y para quienes escuchaban la emisora radial Red Aleluya. Reflexionando sobre sus experiencias de vida, el obispo destacó que toda persona, en algún momento de la vida, necesitará tomar la decisión correcta.
“Siempre existe un día, un momento, un instante que tenemos que tomar una decisión. Cuando trabajaba para el Estado, tenía un salario razonable, privilegios, un bienestar económico, pero dentro de mí tenía esa desesperación de predicar el Evangelio, de trasmitir a las personas lo que Dios me había dado”, dijo el obispo.
“Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado…“ 1 Corintios 11:23
“Quería esparcir aquello que había recibido de Dios, pero, por estar cada vez más comprometido con mi trabajo, me cuestionaba. ¿Cómo podría conciliar las dos cosas? ¿Mi trabajo y la prédica del Evangelio?
Pero hubo un día, una única chance de predicar el Evangelio y hacer lo que queríamos hacer, lo que nos gustaba hacer. Yo hacía mi trabajo de la mejor manera, pero no era lo que quería. Cuando llegó la oportunidad, tuve que tomar una decisión. Tuve que poner un punto final en lo que estaba haciendo y comenzar todo de nuevo, pero esta vez con una nueva tarea. Tuve que optar entre dejar lo seguro y seguir lo ‘dudoso’ o mantenerme en lo seguro y dejar lo ‘dudoso’. Tomé la decisión correcta, movido por una fe”, recordó.
El obispo citó la osadía de Jacob, quien aun mintiendo y engañando tenía la promesa de Dios con él.
“Jacob se aprovechó de la debilidad de su hermano y tomó la bendición de la primogenitura. Después, instigado por su madre, engañó a su padre, y tuvo que huir, pero se escapó con una promesa de Dios. Es el caso de muchos cristianos que tienen la promesa de la profecía, pero no es la bendición.
Jacob se cansó de tener la bendición y no ser bendecido, era la bendición de convertirse en el nuevo hombre. Él luchó con Dios para cambiar su situación, pues no podría continuar cargando dentro de sí la promesa y no ver suceder lo que quería. El Vado de Jaboc es el Valle de la Decisión, donde cada uno de nosotros tendrá que pasar un día. Fue en ese valle que Jacob luchó y prevaleció. Por eso su nombre cambió de Jacob a Israel”, finalizó el obispo.