El obispo Edir Macedo comenzó la reunión del Encuentro con Dios, realizada en el Cenáculo principal de Santo Amaro, el pasado domingo 23, orando por todos pero, a diferencia de otros encuentros, invitó al altar a personas para dar su testimonio acerca de la importancia del sacrificio.
“Esto no es para que ustedes hagan lo que ellos hicieron o para convencerlos de algo, ya que quien tiene que convencerlos es el Espíritu Santo, esto es para que piensen: ‘la Palabra de Dios se cumplió en sus vidas, entonces, también se va a cumplir en la mía, si yo pongo esa Palabra en práctica’”.
La primera persona que se presentó fue la fiel que se identificó tan solo como Patricia (foto). Ella contó que, cuando llegó a la Universal, estaba separada de su esposo hacía 5 años, no tenía qué comer y sufría profundamente por un trauma al haber sido abusada por su padre a los 8 años.
“Llegué durante una Hoguera Santa. Yo escuchaba al pastor hablando de sacrificio. Entendí lo que significaba. Me lancé, me puse en el altar. Después de eso, mi marido y yo nos casamos nuevamente y él se convirtió. Comencé a buscar el Espíritu Santo por la cura de mi alma, ya que era lo más importante para mí. Además cerré un gran negocio con un banquero. Para que tengan una idea, yo, una persona que llegó a la Universal sin dinero para llevar a su hija a la escuela – porque no tenía manera de ponerle combustible al auto- hoy le puedo pagar una escuela en Washington, Estados Unidos. Vivo en la casa de mis sueños. Tengo una familia constituida en la presencia de Dios. Todo lo que conquisté a lo largo de estos años es para la honra y gloria del Señor Jesús”, celebró.
Al escuchar el testimonio, el obispo Macedo se ocupó de alertar que las bendiciones divinas no son inmediatas, sino que llegan a aquel que cree, por medio de la perseverancia. “Las personas, generalmente, son inmediatistas. Hacen el sacrificio el domingo y se quedan esperando que todo se resuelva el lunes. Se olvidan de que durante años sembraron lo que no era bueno, y cuando llegan a la Iglesia quieren la magia de Dios. La ley de la vida no es así, no es una lotería. Las personas tienen que tener esa conciencia, ya que no estamos haciendo algo basados en las emociones, sino basados en la fe. Fe es creer que Dios va a hacer lo que prometió que haría. Entonces, si Dios hizo al mundo en 6 días, no espere que haga una nueva vida en 1 día. Es importante que usted sepa eso, para que no deposite su confianza en el papel que pone en el altar, sino en las promesas de Dios.”
Otra persona, que absorbió la atención de todos con su historia de fe, fue Cássio (foto). También en el altar, explicó que, en búsqueda de una vida mejor, dejó la casa de su madre. Sin embargo, las dificultades fueron grandes, llegó al punto de tener que vivir de prestado. “Mi cocina estaba dentro de una lavandería. Yo estaba de novio hacía 9 años y no lograba casarme. Así llegué a la Iglesia. Hicimos un voto para que Dios nos bendijera. Logramos casarnos. Pero yo me relajé, me quedé aquí dentro, durante años, sin sacrificar. Hace sólo 3 años que volví a practicar la fe. Como resultado, monté mi propia empresa. Mi vida cambió totalmente, Dios abrió las puertas”, destacó.
El obispo hizo otra observación, acerca de su testimonio, destacando el peligro de que el cristiano caiga en la comodidad. “Usted puede comprobar que él dejó de sacrificar; entró en la comodidad. La llama, que es el Espíritu Santo, no puede estar encendida sin el aceite, que es el combustible de la fe. Él dejó de sacrificar, de ejercitar la fe y cayó. Es lo que sucede con la mayoría de las personas. Sepa que no hay nada más excelente que colocar en el altar su vida, pues no es poner dinero, sino su alma en el altar. Jacob había conquistado el oro y el moro, pero seguía siendo Jacob. Sólo después de que tuvo un encuentro con Dios, se convirtió en Israel.”
El obispo también se encargó de aclarar que la frase, repetida por muchos, “querer es poder”, en verdad, no más que una ilusión. Eso se debe a que no le sirve de nada a la persona querer ser grande, si piensa de forma pequeña. “Esa historia de ‘querer es poder’ no lleva a nada, porque todos quieren y pocos conquistan. Querer no es poder. Entre el querer y el poder se debe atravesar un gran desierto. Y, para atravesarlo, es necesario dar pasos en Su dirección. En la travesía por el desierto, no podemos mirar para un lado ni para el otro, sólo hacia adelante. Ese fue el consejo que Dios le dio a Josué, cuando dijo: “Pero tienes que esforzarte y ser muy valiente. Pon mucho cuidado y actúa de acuerdo con las leyes que te dio Mi siervo Moisés. Nunca te apartes de ellas, ni a la derecha ni a la izquierda, y así tendrás éxito en todo lo que emprendas.”Josué 1:7
El continuó explicando que para alcanzar el éxito prometido por Dios a Josué y a los hombres del pasado, es necesario que la persona no atienda a las palabras de duda que vengan de quien sea, sino que escuche solo la voz de Dios. “Ese es el gran error, pecado, que las personas que están en la Iglesia, incluso dentro de la Universal, cometen. Hay gente que está aquí hace años, décadas, pasa la Hoguera Santa y no sucede nada. ¿Por qué? Porque no creen de verdad, esa es la realidad. Jacob tenía todo, era bendecido económicamente, tenía mucha riqueza, pero llegó un momento en que dio todo y le entregó un presente valiosísimo a su hermano, y se quedó solo con Dios, se quedó sin nada, sin apoyarse en nadie, sin escuchar la palabra de nadie. Eran Dios y él. Cuando manifestamos la fe viva, el sacrificio va unido a ésta. No se puede manifestar la fe sin sacrificio. No existe fe sin sacrificio. Es imposible”, concluyó.