Verdaderamente, Dios no Se agrada por la muerte del pecador, y mucho menos el infierno fue creado para el ser humano. Al contrario, siempre le da suficiente tiempo para que el hombre se arrepienta. Esa es la razón por la cual hemos visto tantas cosas que sucedieron en este mundo, sin que Dios tome inmediatamente una providencia. El hecho es que Él siempre da el tiempo necesario para que las personas que andan en los caminos equivocados se concienticen por medio de la predicación del Evangelio, para que se arrepientan, sean perdonados y vivan para Dios, liberadas del imperio de las tinieblas.
Sin embargo, no siempre las personas aprovechan la oportunidad que, de gracia, Dios les da. Continúan cada vez peores. Eso fue lo que sucedió con aquella mujer, “profetisa” en la iglesia de Tiatira. El Señor Jesús, que para esa iglesia Se identifica como “El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido”, dice: “He aquí, Yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.” (Apocalipsis 2:22) Además de eso, el Gran Juez ya determinó matar a todos los hijos de Jezabel, para que todas las iglesias conozcan que Él es aquel que prueba las mentes y los corazones, que conoce hasta lo más profundo de todos los pensamientos, y que dará a cada uno según sus obras.
Es conveniente destacar nuevamente el hecho de que cualquiera que sea nuestro trabajo para Dios, incluso lleno de fe y amor, jamás puede encubrir nuestros pecados. No son pocos los que intentan, a base de obras de amor y fe, cubrir sus pecados, pensando que los versículos “sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados” (Santiago 5:20) y “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados” (1 Pedro 4:8) dando condiciones para eso. ¡No! ¡De ninguna forma! Si esto fuera verdad, entonces habría reprensión para esa iglesia en Tiatira, pues ella también representa al amor.
Para otros cristianos, que no practicaban la doctrina de Jezabel y que no conocieron las cosas profundas de Satanás, el Señor Jesús les aconseja tan solo que conserven lo que tienen, hasta que Él venga. Significa que, cuando el Señor vuelva y encuentre a los cristianos que no se contaminaron con las doctrinas de Jezabel, y mantuvieron su fe pura exclusivamente en la Palabra de Dios, serán llamados vencedores y recibirán su recompensa: “Al que venciere y guardare Mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como Yo también la he recibido de Mi Padre; y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Apocalipsis 2:26-29
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