Es importante notar que en el libro del Apocalipsis, el apóstol destaca que vio solamente el clamor de las almas bajo el altar. ¿Quién está clamando? Las almas debajo del altar. ¿A quién claman? Al Señor. ¿Y cómo es su clamor? A gran voz. ¿Y por qué a gran voz? ¿Es acaso un deseo de venganza? ¡No! Este clamor de las almas de los mártires tiene razones justificadas:
PRIMERA: estas almas bajo el altar están viendo el juicio de Dios al mundo anticristiano; sin embargo, ellas mismas continúan sin justificación, a pesar de haber sido las únicas en la Tierra que, durante la Gran Tribulación, se afirmaron en la Palabra de Dios y en el testimonio del Señor Jesús.
SEGUNDA: esas almas gritan alto para que la honra y la alabanza del Señor Jesús sean restablecidas, por el juicio, sobre aquellos que las mataron, a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que dieron del Señor. Hay una indignación por el escarnio del nombre de Dios, pues a pesar de que la humanidad esté viviendo bajo los juicios, aun así, ellas permanecen con su corazón inalterable con respecto a Dios.
TERCERA: ellas claman porque continúan en una situación intermediaria, o sea, están debajo del altar y no son glorificadas como aquellos que creyeron durante el período que antecedió al arrebatamiento.
Naturalmente, esa posición las aflige, a pesar de que ya tienen la certeza de su Salvación y de que estén delante de la presencia de Dios. Alcanzaron la Salvación a causa de la Palabra de Dios y del testimonio del Señor Jesús, pero eso sucedió sin el sello del Espíritu Santo. No es como la Iglesia arrebatada, que recibió el cuño del Espíritu Santo, pues está escrito:
“En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de Su gloria.” Efesios 1:13-14
El hecho es que los juicios divinos continuaban sucediendo en la Tierra, mientras que aquellas almas estaban debajo del altar. Estas necesitan esperar el momento indicado para poder unirse a las demás.
Como no estaba aún completo el número de aquellos que morirían a causa de la Palabra de Dios y del testimonio del Señor Jesús, ellas necesitaban reposar por un tiempo más, y, así, esperar que se completara el número de los que serían salvos. Veamos lo que sucede con respecto a eso:
“Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.” Apocalipsis 6:11
Aquella vestidura blanca que recibieron simbolizaba la justificación. Así como la Iglesia recibió en la Tierra el Espíritu Santo de la promesa como garantía de la gloria futura, también ellas recibieron una vestidura blanca, como anticipo de la gloria futura, teniendo en cuenta su fe en la Palabra de Dios y el testimonio que dieron del Señor Jesús en medio a la Gran Tribulación.
(*) Fragmento extraído del libro “Estudio del Apocalipsis”, del obispo Edir Macedo
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