El pasado martes 3 de septiembre, la localidad bonaerense de Laferrére recibió la visita del obispo Djalma, quien realizó una concentración de fe en el Club Master para más de 2800 personas.
Los concurrentes, que se acercaron de Laferrére y de localidades vecinas, como González Catán, Rafael Castillo y Virrey del Pino, llenaron las instalaciones del club media hora antes del inicio de la reunión, que estaba pactado para las 15.
El Obispo realizó una oración por los enfermos y atormentados, y muchos dieron testimonio de haber recibido la respuesta de Dios a través de la cura y la liberación.
A continuación, el Obispo predicó: “‘Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios. Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él. Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?’, (Marcos 1:23-27).
La gente que estaba allí se sorprendió porque los demonios obedecían a Jesús. En otra oportunidad, Jesús calmó una tormenta, y los discípulos también se asombraron de la autoridad que tenía Jesús (Marcos 4:37-41).
¿Por qué muchas personas no logran cambiar de vida? Porque llegan a la iglesia, escuchan la Palabra de Dios pero no la obedecen. El problema es que en el mundo hay solamente dos palabras, la del Bien y la de Mal. Si no obedezco a una, es porque estoy obedeciendo a la otra.
Es importante que usted persevere, que crea en Dios, que tenga fe, pero no servirá de nada si no obedece la Palabra de Dios y uno logra obedecer la Palabra de Dios cuando se entrega a Jesús.
Quizás usted vino a buscar un milagro, una bendición para su familia, pero en realidad lo más importante es que se entregue a Jesús, para eso, uno debe pasar a hacer la voluntad de Dios por sobre la voluntad personal.
No es justo que el mal y la naturaleza obedezcan la Palabra de Jesús y uno no lo haga. Si usted reconoce que quiere una nueva vida, entréguese de cuerpo, alma y espíritu a Jesús, no con palabras, sino de hecho y de verdad, obedeciendo Su Palabra. Hay que tener fe, no solamente para conquistar, sino también para obedecer”.
Luego, todos buscaron la presencia de Dios para fortalecerse y entregarse por completo a Él, para finalmente regresar a sus hogares con la bendición de Dios, en una jornada que fue inolvidable para todos.
Testimonios: