¿Su hijo adolescente contesta a todo lo que usted le dice, tiene un argumento para todo, cree que lo sabe todo, piensa que es el dueño de su vida y usted tiene la sensación de estar perdiendo el control sobre él?
¿Parece que ya vio esta película antes? ¿Usted era así a la edad de él?
No se desespere. No se trata de un comportamiento hereditario, sino de un comportamiento típico en cualquier adolescente.
Esas características son comunes a todos los jóvenes que atraviesan en la vida, esa fase de transformación. Es un período determinante en el desarrollo emocional y psicológico de un individuo, al tratarse de una etapa de descubrimientos, aprendizajes, autoafirmación y de también de muchos conflictos.
De ahí la importancia de saber cómo lidiar con ese joven, ya que la disciplina muy rígida puede comprometer seriamente su desarrollo.
Un estudio realizado por los investigadores de las universidades de Pittsburgh y Michigan, Estados Unidos, reveló que adolescentes de 13 años que sufrían agresiones verbales por parte de los padres, presentaban más síntomas de depresión que aquellos que no eran tratados así.
“La crianza dura puede ser un impedimento para el desarrollo del adolescente, oprimiéndolo y provocando rebeliones, puede lanzarlo a situaciones de riesgo para protestar contra los padres. El desarrollo implica, a veces, discordancias, pero es fundamental que el adolescente sienta admiración por sus padres. Por lo tanto, ser padre y madre es ser ejemplo, no usar palabras ofensivas ni juegos que desmerezcan al joven. Respetar al hijo es el mejor alimento para que se respete él y respetar a sus padres y a los demás”, destaca el psicólogo Alexandre Rivero.
La investigación fue realizada con casi 1000 familias y el 90% de los padres entrevistados admitieron haber agredido verbalmente y gritado a sus hijos en todas las edades.
Según los investigadores, maltratar verbalmente, insultar y gritarle al adolescente puede causar serios daños a su desarrollo. Según ellos, la mejor manera de disciplinarlos es conversar y mostrar las consecuencias del mal comportamiento.
“Muchas veces el joven vive un estrés emocional, por eso es fundamental lidiar con él de una forma firme, con reglas claras, pero demostrando amor y que las reglas tengan el objetivo de ayudarlo a organizarse. Evite entrar en discusiones. En esta fase es muy común que el adolescente argumente mucho y quiera responder a lo que le dicen sus padres, en el afán de probar que es el “dueño de sí mismo”. Los padres deben evitar discusiones innecesarias, adoptando una posición sobre los limites necesarios, hablando de una manera suave y firme. Demostrarle al joven respeto y no aceptar la falta de respeto por parte de él”, instruye Rivero.