La primera persona que vio a nuestro Señor Jesús resucitado fue una “pecadora”, la ex prostituta María Magdalena, de quien Él había expulsado siete demonios. No fueron ni Pedro, ni Juan, ni María la madre de Jesús. Son los pecadores, los rechazados, los despreciados los que normalmente se entregan más rápidamente a Dios, y por eso son los primeros que Lo ven en sus vidas. No tienen nada que perder. Saben que Lo necesitan. Incluso en Su resurrección, el Señor Jesús dejó clara Su misión: “Yo vine para los enfermos, los sanos no necesitan un médico”.