Llamado Har HaZeitim en hebreo y Djebel az-Zeitun en árabe, el Monte de los Olivos fue un lugar muy importante para la historia cristiana. Allí, el propio Jesucristo, predicó algunas de Sus enseñanzas. El Monte de los Olivos está situado al este de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Como su nombre lo dice claramente, estaba completamente cubierto de olivares, materia prima de uno de los más importantes productos de la región inclusive hoy, el aceite, usado en la alimentación (muy beneficioso para la salud), en la iluminación (lámparas) e incluso para fines terapéuticos (como ingrediente de ungüentos e hidratantes para la piel y el cabello). Muchas antiguas ilustraciones, con Jerusalén como tema, se realizaron desde su cima, por la vista privilegiada que proporciona como mirador natural. Pertenece a una cadena montañosa de aproximadamente 3,5 kilómetros de extensión. Como es fácil escavar el suelo, en los días de hoy se siguen encontrando sepulturas de diferentes épocas.
Citado en varios libros de la Biblia, fue escenario de algunos de los más importantes pasajes de la vida del Mesías. Quien llega desde el oriente a la ciudad, tiene que pasar allí, y es mencionado en Mateo 21:1, Marcos 11:1 y en Lucas 19:29, cuando tuvo lugar la entrada triunfal de Jesús. De sus altos, el Hijo del Hombre lamentó la rebeldía de Jerusalén (Lucas 19:29-44) y habló sobre la ruina del Templo (Mateo 24:1-3, Marcos 13:1-4 y Lucas 21:5-7).
La última semana de vida de Cristo pasó en ese Monte. Allí está Getsemaní (palabra derivada del hebreo para llamar al lugar donde se prensa el aceite), donde el Maestro acostumbraba retirarse para orar (Mateo 26:36) y encontrarse con Sus discípulos (Juan 18:1-2), como también sucedió después de la Última Cena (Marcos 14:26 y 32). Allá hizo Su entrega final, según la voluntad de Dios, y fue arrestado.
Para los habitantes todavía es posible apreciar los olivares que están plantados en la zona desde tiempos muy cercanos a los que Cristo solía ir, cultivadas hace aproximadamente 2000 años. Pero no se encontraron especímenes de aquella época, sembrados antes de Su muerte y resurrección, ya que en el año 70 después de Cristo, los romanos derrumbaron árboles, que fueron replantados más tarde.
Pero la elevación no fue citada en la Biblia solo respecto a Jesús. Allí se dirigió David, llorando con sus seguidores, cuando huía de Jerusalén a causa de la persecución de su hijo Absalón (2 Samuel 15:30). La cuesta de los Olivos también se menciona en pasajes de Salomón, Josías y Zacarías.
Hoy, en su punto más alto, se encuentra el lujoso Hotel de los Siete Arcos, desde donde se tiene una vista privilegiada de Jerusalén. El cerro hacia el norte es el Monte Scopus, base de operaciones de los romanos durante el cerco a la ciudad, donde actualmente están las edificaciones de la Universidad Hebrea. Los visitantes pueden hacer paseos turísticos en camellos, que brindan interesantes fotografías con la Ciudad Vieja de Jerusalén como fondo.
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